Como hemos visto anteriormente, los fenicios iniciaron su expansión según un proyecto planificado, un proyecto que no estuvo exento de modificaciones que vinieron dadas según se vino dando un mejor conocimiento de las diversas realidades que se iban encontrando. De esta forma no nos es extraño ver que en el proceso jugara un papel importante el establecimiento de solidos puntos de control tanto en territorios próximos a fenicia como los establecidos en zonas más alejadas. Serán estos puntos, principalmente los fundados por Tiro, los que, con el tiempo, se convertirán en importantes centros de la historia del Mediterráneo, como son los casos de Gadir o Cartago. Así pues, veamos paso a paso como habría sido esa expansión, dando lugar en este primer episodio de la expansión a la zona de Chipre.
Las relaciones de las ciudades
costeras de la franja sirio-palestina con Chipre habían visto un aumento de la
intensidad comercial durante el segundo milenio. Y no en vano, ya que la
proximidad de la isla, llegando a ser visible en determinados momentos del año
desde la costa no la hacía especialmente inalcanzable, si a esto le sumamos la
riqueza natural que le da nombre a la isla, el cobre, damos sentido al interés de
las gentes de la costa por alcanzar la isla. Tal era la producción de este
metal, que la isla pronto se convirtió en uno de los principales abastecedores
de este metal para todo el Mediterráneo oriental.
Si situación y riqueza, la hizo
especialmente vulnerable al ataque de los Pueblos del Mar y en la isla daría lugar,
durante esos siglos, a una situación un tanto confusa en cuanto a la
procedencia de las gentes, tanto del egeo como otras de origen cananeo. Además
es posible que las relaciones entre la
isla y las costas de Cilicia y de la franja sirio-palestina no se hubieran
visto interrumpidas de una manera permanente en ese periodo.
La isla de Chipre debió de seguir
integrada durante los siglos XII y XI en las redes comerciales de la región,
que unían la costa fenicia con Egipto y con las áreas costeras de los
principados de Siria y del sur de Anatolia. Esto debido a que la sinergia
material de ambas zonas, cobre en Chipre
y estaño en el levante Mediterráneo, congeniaba de forma natural para la obtención
de un metal que se estaba poniendo de moda en forma de aleación, el Bronce.
Según las cronologías tradicionales,
la presencia fenicia en Chipre cristalizaría hacia finales del siglo IX a.C.
momento en el que especulamos que se fundó Kition, cuyo nombre oficial se
especula que fue Qtr-Hdsht, que viene
a significar “la ciudad nueva”, nombre que la equipararía con la posteriormente
colonia del norte de África, de Cartago, con el mismo nombre.
Aunque anterior, la presencia
fenicia había tenido como objetivo prioritario, la obtención de cobre. Al mismo
tiempo, la isla representaba el papel de cabeza de puente perfecto para el
posterior despliegue de los intereses fenicios en las costas meridionales de
Anatolia en las que la lengua y el alfabeto fenicio empiezan a ser utilizados
en inscripciones reales, en un área en la que este idioma no era usado por el común
de la población.
La fundación de Kition supone un
cambio en la dinámica de los centros costero es fenicios. Puesto que significaría
una intensificación de los contactos mantenidos con anterioridad y que habrían implicado
el desplazamiento de pequeños grupos de individuos para gestionar las
necesidades de las ciudades fenicias.
La presencia de Kition, tan próxima
a la Metrópolis de Tiro, hizo que esta última ejerciera un control directo
mediante el nombramiento de un gobernador dependiente del rey, que en época de
Luli (segunda mitad del siglo VIII a.C.) habría protagonizado una revuelta para
librarse de dicha autoridad.
El dominio político, que con el
tiempo, trataran de sacudirse muestra como en un primer momento estas
autoridades no quisieron perder de vista
el desarrollo y las actividades de sus súbditos desplazados a ultramar. El
consecuente desarrollo de este mecanismo, así como las distancias, harán imposible
el mantenimiento del modelo, y que por lo tanto vera necesaria su sustitución por
otro en el que se reconozca una cierta primacía a los dioses e, incluso, la obligación
de la ejecución de determinadas obligaciones rituales, y seguramente económicas,
con respecto a los santuarios metropolitanos, dando seña de una de las
funciones más usadas por la civilización en términos religiosos, el control
social
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