miércoles, 30 de marzo de 2016

El mundo Minoico. Los primeros palacios

Tras la brillante etapa de afirmación del minoico medio o primeros palacios que termina en el 1700. Creta alcanza su periodo de máximo apogeo en el minoico reciente o época de los segundos palacios.Será en el Minoico reciente cuando sus aristocracias urbanas o sus monarcas alcances su amplio poder.Una de las principales manifestaciones de poder fue el control mercantil.


lunes, 28 de marzo de 2016

La propaganda antifemenina: el rechazo a las reivindicaciones de género

“¡Oh, mujeres! ¡Mujeres! ¿Cuando dejaréis de estar ciegas? ¿Qué ventajas habéis obtenido de la revolución?” Olympe de Gouges, Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana.
Para concluir nuestro mes dedicado a los orígenes de la lucha femenina he decidido hacer un post un poco diferente a lo que os tengo acostumbrados. En esta ocasión lo importante serán las imágenes no las palabras, que espero que hablen por sí solas. Después de seis post protagonizados por mujeres ha llegado el turno de observar la reacción de la sociedad ante el auge de la lucha de género y para ilustrar sus planteamientos he decidido recopilar una serie de imágenes propagandísticas utilizadas durante la época de la revolución francesa y durante los momentos de auge de la reivindicación sufragista como ejemplos de las armas que se utilizaban desde la opinión pública para desprestigiar y denigrar a las mujeres que luchaban por la igualdad y por obtener los mismos derechos que los hombres.

"El feminismo alienta a las mujeres a dejar a sus maridos, matar a sus hijos, practicar la brujería, destruir el capitalismo y convertirse en lesbianas" Pat Roberston

En primer lugar, y sin tener un carácter revolucionario, es digno de observar el trato vejatorio que se utilizaba contra la reina María Antonieta en un intento de desprestigiarla como mujer y como símbolo monárquico. Los revolucionarios franceses eligieron la temática erótica y denigrante para ilustrar el papel fundamental de la reina en el devenir histórico, la reproducción. En otras imágenes se la tildaba de adúltera y de lesbiana con la intención de desprestigiar tanto a su descendencia, al insinuar que pudiera ser ilegítima, como a su propia feminidad, puesto que la homosexualidad era condenada moral y públicamente, especialmente la femenina.


Maria Antonieta como adúltera
María Antonieta como lesbiana
María Antonieta como mujer lasciva

Otro de los ejemplos utilizados por la propaganda antifemenina revolucionaria fue Charlotte Corday. Su papel en la muerte de Marat la convirtió en un blanco fácil para la crítica al colectivo femenino, puesto que sirvió de ejemplo de la inestabilidad, emotividad y falta de juicio de las mujeres. Era representada como un ser sin moral y sin capacidad de raciocinio que había actuado por capricho, sin una justificación lógica. Mientras que para unos era la imagen de la debilidad y la maldad femenina, para otros se convirtió en un símbolo de la revolución.

Charlotte Corday como asesina de Marat
Charlotte Corday como "Martir de la igualdad"
Si damos un pequeño salto en el tiempo nos encontramos con una clase distinta de propaganda, ya no tan personalizada, la propaganda antisufragista. En este caso el objeto de atención y burla era el colectivo femenino en su conjunto, como género. Se aprovecharon de los estereotipos de comportamiento y se aprovecharon de la sensibilidad maternal y de la tradición para condenar a las sufragistas al ostracismo como destructoras de los valores familiares, el matrimonio y la virilidad masculina. Otra de las críticas extendidas y bastante comunes era acusar a las sufragistas de ser solteronas aburridas que renegaban de la vida civil porque no habían logrado formar una familia. También se las criticaba por su aspecto, se consideraba que estaban amargadas porque carecían de la belleza esperable en una mujer y que eso las hacía estar amargadas y en contra del orden social. Este tipo de propaganda se extendió por Europa y Estados Unidos durante la segunda mitad del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX hasta la progresiva implantación del sufragio femenino en los países occidentales.

El lugar de la mujer es el hogar
Las mujeres se hacen sufragistas porque son feas
Nadie me quiere, así que me haré suffragette

Suffragettes que nunca han sido besadas
No salve mi país para esto
Pero las más perjudicadas y perseguidas fueron sin duda las sufragistas británicas, de las que hable en mi último post. Su acción directa y su desobediencia civil las convirtieron en el blanco de la crítica popular y en el símbolo de la destrucción de los valores tradicionales para la opinión pública. Desde la implantación de su sobrenombre “suffragette” como burla de su reivindicación y como diferenciación de las defensoras de obtener el voto femenino a través de la vía pacífica, conocidas como sufragistas. Uno de los grandes iconos de esta campaña de desprestigio fue Emmeline Pankhurst, cabecilla junto con sus hijas.
Odio a los hombres como venganza por su desprecio
Abandono familiar

Lo que debería hacerse con las sufragistas
En definitiva, la propaganda fue una de las armas más importantes utilizadas por el conjunto de las sociedad que rechazaba la idea de que debiera existir una igualdad entre hombres y mujeres. Ya fuera por razones políticas, religiosas o en defensa de la tradición gran parte de la sociedad renegaba y condenaba la acción de estas mujeres, puesto que consideraba que el voto femenino no era ni necesario, ni lógico, puesto que las mujeres carecían de la capacidad intelectual suficiente como para tomar decisiones políticas. Resulta paradójico que en nuestros días el mensaje sexista sea dominante en los medios de comunicación y especialmente en la publicidad. Los anuncios dedicados a los productos domésticos, el cuidado de los niños y la belleza suelen estar protagonizados por mujeres. Mujeres que transmiten un canon concreto de comportamiento y aspecto.



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viernes, 25 de marzo de 2016

Mujeres de la Revolución Francesa III



“Oh, mi pobre sexo”, escribió Olympe de Gouges un año antes de morir. “Oh, mujeres que nada ganaron con la Revolución”. ¿Qué quedó, finalmente, de la lucha de las mujeres durante la Revolución Francesa?
Cuando Charlotte Corday asesinó a Marat en un intento de impedir que continuara exigiendo la destrucción de los girondinos, en realidad lo que logró, paradójicamente, fue condenar sin remedio a su causa; convirtió a Marat en un mártir y movilizó la opinión pública contra los girondinos, que pasaron a verse como contrarrevolucionarios. Buena parte de los grupos de mujeres lloraron la muerte del llamado Amigo del Pueblo y juraron educar a sus hijos en su culto. Los enragés, más extremados aún que los jacobinos, comenzaron a movilizarse pidiendo venganza, liderados por Théophile Leclerc (autodesignado Amigo del Pueblo tras la muerte de Marat), que tenía contactos tanto con Claire Lacombe como con Pauline Léon (con la que más tarde, de hecho, contraería matrimonio). Sin embargo, por extraño que resulte, al final girondinos y enragés terminarían por correr una suerte similar.


domingo, 20 de marzo de 2016

La conquista de los derechos políticos: un siglo de lucha sufragista

“¡Oh, mujeres! ¡Mujeres! ¿Cuando dejaréis de estar ciegas? ¿Qué ventajas habéis obtenido de la revolución?” Olympe de Gouges, Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana.
Desde finales del siglo XVIII y con la aparición de las reclamaciones liberales, una idea se fue reiterando en la mentalidad femenina, la reivindicación del sufragio universal, el derecho al voto. El aumento del sufragio masculino en las sucesivas revoluciones décimononicas dio el empujón definitivo a las reivindicaciones de género que se afanaron por conquistar este primer derecho igualitario. Mujeres de todas las clases sociales se unieron con la intención de reclamar su participación política. Por cuestiones de extensión repasaremos brevemente únicamente tres episodios, la Convención de Séneca Falls, la lucha sufragista británica liderada por Emmeline Pankhurst y el debate entre Clara Campoamor y Victoria Kent.




Como hemos comentado anteriormente Olympe de Gouges fue de las primeras en reclamar de manera pública y notoria el voto femenino en su Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana. Pero su repentina muerte, por la situación girondina en la Revolución de la que nos habló Marta Baleriola en su último post, puso fin al discurso feminista. Las reclamaciones de género crecieron en Europa en cuando el liberalismo aspiraba al poder, mientras que quedaba relegado al olvido en los momentos de auge conservador.

La Convención de Seneca Falls, celebrada en 1848 en Nueva York, sirvió como acto fundacional del movimiento feminista estadounidense. Liderada por Lucretia Mott y Elizabeth Cady Stanton culminó con la publicación de la Declaración de Seneca Falls, un documento que tomando como fuente de inspiración la Declaración de Independencia criticaba y remarcaba la desigualdad y restricciones que sufrían las mujeres americanas. Sus reivindicaciones tenían un carácter marcadamente político, estaban especialmente preocupadas por la total falta de implicación de las mujeres en la actividad política: no podían votar, ni presentarse a elecciones a cargos públicos, ni pertenecer a un partido, ni siquiera asistir u organizar reuniones políticas.

En las décadas anteriores se había producido un crecimiento del movimiento abolicionista y diversas congregaciones religiosas, como los cuáqueros, habían otorgado a las mujeres labores religiosas y educativas dentro de la comunidad, lo que les permitió alejarse de la vida privada y comenzar a establecer contactos políticos.

La Declaración de Seneca Falls proclamó que todos los hombres y mujeres eran iguales y que emplearían todos los medios a su alcance para lograr que dicha igualdad fuera real y para combatir la injusticia social. Llegaron a tomar lemas revolucionarios para dar mayor simbolismo a su campaña, entre ellos el tópico “No taxation whitout representation”. Además declaraba la independencia jurídica de la mujer con respecto a su marido o su padre.

“Consideramos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres y mujeres son creados iguales; que están dotados por el creador de ciertos derechos inalienables, entre los que figuran la vida, la libertad y la persecución de la libertad (...) la igualdad de los derechos humanos es consecuencia del hecho de que toda la raza humana es idéntica en cuanto a capacidad y responsabilidad. (...) En consecuencia: Decidimos que todas aquellas leyes que sean conflictivas en alguna manera a la verdadera y sustancial felicidad de la mujer son contrarias al gran precepto de la naturaleza y no tienen validez, pues este precepto tiene primacía sobre cualquier otro.” Declaración de Séneca Falls.

La lucha sufragista británica fue algo diferente. Durante décadas las organizaciones femeninas reclamaron el sufragio universal de forma pacífica, insistiendo en que era un derecho que correspondía a hombres y mujeres puesto que eran iguales ante Dios y ante la ley. Durante el siglo XIX las mujeres lograron diversos avances en la consecución de los derechos femeninos, como la posibilidad de gestionar bienes propios y la entrada en determinados cargos públicos menores, relacionados con la educación y la crianza de los niños. A finales de 1876 Hubertine Auclert creó The Rights of Women, años más tarde pasó a denominarse Women's Suffrage Society liderada por Millicent Fawcett.

Sin embargo, sus reclamaciones fueron desoídas a pesar de la existencia de estas asociaciones. En 1903 Emmeline Pankhurst decidió que era el momento de cambiar esta situación y fundó la Unión Social y Política de las Mujeres. Su organización pretendía obtener el derecho al sufragio femenino a través de la desobediencia civil. Por este motivo pasaron a denominarlas con el término suffragettes, usado en tono despectivo, frente al sufragistas que se usaba para denominar a sus compañeras moderadas. Una vez que comenzaron las primeras detenciones su acción se volvió mucho más significativa, eligieron la cárcel en lugar de la multa lo que despertó cierta simpatía entre sus vecinas. Su lucha se intensificó cuando empezaron a realizar huelgas de hambre durante su encarcelamiento, especialmente cuando las autoridades las forzaron a comer y las convirtieron en víctimas del sistema. El Parlamento llegó incluso a promulgar una ley de liberación temporal para las presas más débiles que eran enviadas a casa para que recuperaran fuerzas antes de volver a la cárcel.

El movimiento sufragista tuvo su momento de mayor atención mediática en 1913 durante el derby británico cuando Emily Davison murió al intentar detener al rey Jorge V para visibilizar su lucha. Pero ni siquiera ese trágico incidente fue suficiente para que las autoridades concedieran el voto a las mujeres. Habrá que esperar a la Primera Guerra Mundial para que la acción femenina sea reconocida en Inglaterra. En 1918 el Parlamento reconoció el derecho al voto a las mujeres mayores de treinta años que fueran propietarias de tierras y tuvieran una renta superior a cinco libras anuales y a las universitarias. Diez años más tarde el sufragio femenino se equiparó al masculino. Respecto a Estados Unidos el voto femenino se implementó en 1919. Por su parte, nuestra Francia revolucionaria retrasó la concesión hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, siendo en este caso mucho más tardía que los países vecinos.

El último acontecimiento al que me referiré es el debate entre Clara Campoamor y Victoria Kent en las Cortes españolas durante la Segunda República. En 1931 se instauró la República en España y por paradojas históricas dos mujeres alcanzaron la representación política, a pesar de que no existía derecho al sufragio femenino. Clara Campoamor, diputada del Partido Radical, dedicó gran parte de su esfuerzo político a lograr cambiar esta situación, la campaña duró meses y tuvo que enfrentarse a todo tipo de comentarios despectivos y críticas por parte de los demás diputados. Curiosamente fue otra mujer, Victoria Kent, diputada del Partido Republicano Socialista, su principal opositora, a pesar de que ella misma había recibido fuertes críticas tras obtener su escaño. Victoria Kent defendía que el voto femenino sería una duplicación del masculino y, por tanto, innecesario, puesto que consideraba que las mujeres no tenían opinión propia y que votarían en función de los deseos de sus maridos o sus párrocos.

"Que creo que el voto femenino debe aplazarse. Que creo que no es el momento de otorgar el voto a la mujer española. Lo dice una mujer que, en el momento crítico de decirlo, renuncia a un ideal. Lo pido porque no es que con ello merme en lo más mínimo la capacidad de la mujer; no, Señores Diputados, no es cuestión de capacidad; es cuestión de oportunidad para la República. (...)Pero hoy, Señores Diputados, es peligrosos conceder el voto a la mujer". Victoria Kent, 1 de octubre de 1931.

A lo que Clara Campoamor respondió:

"Precisamente porque la República me importa tanto, entiendo que sería un gravísimo error político apartar a la mujer del derecho del voto. (...) Yo soy Diputado por la provincia de Madrid; la he recorrido, no sólo en cumplimiento de mi deber, sino por cariño, y muchas veces, siempre, he visto que a los actos públicos acudía una concurrencia femenina muy superior a la masculina, y he visto en los ojos de esas mujeres la esperanza de redención, he visto el deseo de ayudar a la República, he visto la pasión y la emoción que ponen en sus ideales. La mujer española espera hoy de la República la redención suya y la redención del hijo. No cometáis un error histórico que no tendréis nunca bastante tiempo para llorar al dejar al margen de la República a la mujer, que representa una fuerza nueva, una fuerza joven..." Clara Campoamor, 1 de octubre de 1931.

El resultado final fue la aprobación del sufragio femenino, las mujeres españolas votaron por primera vez en 1933. Aunque su derecho duró poco, tras una segunda votación en 1936 el estallido de la Guerra Civil y la victoria del franquismo acabó con el derecho al voto en España.

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viernes, 18 de marzo de 2016

Mujeres en la Revolución Francesa II


“Oh, mi pobre sexo”, escribió Olympe de Gouges un año antes de morir. “Oh, mujeres que nada ganaron con la Revolución”. Conforme avanzaba la Revolución, más mujeres comenzaron a convertirse en agentes protagonistas del proceso, desde sus distintas esferas de influencia e ideología, y poco después darían el salto cualitativo de pasar de las demandas individuales a las colectivas.



miércoles, 16 de marzo de 2016

Arqueología e Iustración: la arqueología como ciencia legitimadora

Las interpretaciones étnicas han venido disfrutando de una larga y continuada tradición en la investigación española. Especialmente durante los últimos años se ha venido viendo una serie de estudios sobre la historia de la arqueología que se han caracterizado por un notorio esfuerzo de sus autores por vincular práctica científica y poder político institucionalizado. Ese interés ha surgido, sobre todo, de un ansia de aprender el significado de la propia  disciplina, integrada  en una determinada contextualización histórica. De hecho, en última instancia, será usada para poder explicar de forma coherente las principales líneas de investigación, los sitios excavados, la filosofía museológica aplicada, los artefactos encontrados, así como las políticas de educación y protección del patrimonio arqueológica, oportunamente seleccionado, aprobado y aplicado. Para ello, la identificación y caracterización de antiguos grupos étnicos ha sido un tema recurrente. Tradicionalmente ha sido la edad del hierro, pero también habría que mencionar la importancia atribuida, según cada época y contexto, a otros componentes como el romano, visigodo e incluso judío.


lunes, 14 de marzo de 2016

La reivindicación de los derechos de género: orígenes de la literatura feminista.

“¡Oh, mujeres! ¡Mujeres! ¿Cuando dejaréis de estar ciegas? ¿Qué ventajas habéis obtenido de la revolución?” Olympe de Gouges, Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana.


Antes de que Virginia Wolf o Simone de Beauvoir decidieran dedicar sus vidas y sus obras literarias a la lucha de género, otras mujeres abrieron el camino e hicieron patente la desigualdad femenina y la necesidad de reclamar los mismos derechos que los hombres gozaban por nacimiento.

viernes, 11 de marzo de 2016

Mujeres de la Revolución Francesa I

“Oh, mi pobre sexo”, escribió Olympe de Gouges un año antes de morir. “Oh, mujeres que nada ganaron con la Revolución”.
¿Era cierta esta afirmación? ¿No ganaron nada las mujeres con la Revolución Francesa? A continuación, siguiendo con la línea iniciada por mi compañera Andrea Ordóñez analizaremos qué ganaron, qué perdieron, y sobre todo, cómo intervinieron en el proceso revolucionario algunas mujeres emblemáticas con diversos intereses y procedencias sociales.


miércoles, 9 de marzo de 2016

El fenómeno campaniforme.

En arqueología es fácil encontrar referencias a fenómeno campaniforme, pero ¿Qué es  realmente este fenomeno? a voz de pronto se podría contestar que se trata de una manifestación arqueológica de la edad del Cobre occidental, que ocupa el periodo cronológico del 2700/2600 hasta el 2000 aC, que además se caracteriza por la presencia de una serie de cerámicas con una rica decoración además de un repertorio de formas restringido, que aparecen junto a diversos objetos acompañantes.

lunes, 7 de marzo de 2016

De las mujeres en el poder a la lucha femenina. primeros pasos para la aparición del feminismo.

“¡Oh, mujeres! ¡Mujeres! ¿Cuando dejaréis de estar ciegas? ¿Qué ventajas habéis obtenido de la revolución?” Olympe de Gouges, Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana.
Mañana, día 8 de marzo, se celebra el Día Internacional de la Mujer que conmemora la lucha femenina por su participación en la vida pública y por obtener el mismo reconocimiento y derechos que los hombres. Por este motivo, mi compañera, Marta Baleriola, y yo hemos decidido dedicar este mes a las revolucionarias francesas, mujeres que de una u otra forma rompieron las barreras de género y se alzaron en la lucha política, hasta entonces protagonizada por hombres.



miércoles, 2 de marzo de 2016

El destino de las momias egipcias. la muerte convertida en souvenir

Egipto ha sido siempre un motivo constante de interés y fascinación para una amplia mayoría y continua ejerciendo en la cualidad un casi poder ilimitado de poder de convocatoria, en los últimos meses hemos visto una muestra de esto en la actual exposición en relación al Egipto Ptolemaico que viene presentado por la más famosa de sus componentes, Cleopatra. Pero me reservo (espero) para un futuro post, una crítica sobre la exposición. Continuando con Egipto, su paisaje singular, su flora y fauna, sus impresionantes monumentos, y su cultura milenaria apoyada por un sistema de escritura de apariencia misteriosa que parecía ocultar  verdades sagradas, así como las inquietantes formas de sus ritos funerarios, se mezclaban para despertar asombro, admiración y respeto por tan importante civilización. El relato de Heródoto sobre las técnicas de momificación es posiblemente uno de los  que mayor  incidencia ha tenido en la transformación de una costumbre funeraria en un mito que ha podido ser constatado gracias a la preservación de los cuerpos.