Con la llegada de los fenicios al norte de África dejaba en las miradas de los navegantes un amplio horizonte inexplorado que quedaría cerrado de forma relativa, con la aparición de un bloque de tierra que marcaría el fin del Mediterráneo, y abriría un nuevo capítulo protagonizado por una rica región que protagonizaría apasionantes episodios históricos., la península Ibérica.
Rutas fenicias por el Mediterraneo y europa atlantica. Extraido de: http://feniciaymas.blogspot.com.es/2009/11/asentamientos-fenicios.html |
El ultimo ámbito de la expansión fenicia
por el Mediterráneo y primeros pasos de su itinerario atlántico, lo constituye
la Península Ibérica, lugar que sería utilizado como puente de lanzamiento para
la siguiente aventura, la vertiente atlántica de África.
Si atendemos a la cronología aportada
por los autores antiguos, a pesar de la distancia entre la península y la metrópoli,
el territorio “hispano” habría sido de los primeros e ser visitados y
colonizados. Los hallazgos arqueológicos, parecen estar en cierta armonía con
esta línea, debido a que estos nos indican la presencia fenicia en la península
ibérica desde momentos tempranos de la expansión, quizá durante la segunda
mitad del siglo IX a.C. o tal vez antes.
Con estos datos se nos sitúa la colonización
en momentos contemporáneos a los asentamientos de Cerdeña y Cartago. Por lo
tanto estaríamos hablando de un mismo marco cronológico, en el cual navegantes
fenicios están surcando aguas
occidentales en su búsqueda de materias primas y de potenciales
localizaciones para el establecimiento de enclaves coloniales.
Los autores antiguos ejemplifican
buena parte de la presencia fenicia con la ciudad de Gadir (Cádiz), la cual no
solo era la más antigua de las ciudades fundadas por los fenicios en la Península
Ibérica, sino que además se trataba de la que aparecía con más frecuencia en
los textos literarios. Gadir representaba para los autores antiguos el primer
momento de esta presencia fenicia.
En la actualidad tenemos
establecidas dos gamas cronológicas distintas. Una, es la derivada de las
informaciones arqueológicas de la fundación de la ciudad y la otra es la
procedente de los datos dados por los autores antiguos.
La primera, suele situar el
inicio de la presencia fenicia en la Península Ibérica en torno al último
cuarto del siglo IX a.C., momento al que correspondería Gadir, y posiblemente
otros establecimientos. La datación derivada de la tradición literaria tiende a
situarla en momentos más antiguos, rondando el siglo X a.C., tal y como
muestran textos de la tradición judeo-cristiana, cuando mencionan a Tarsis,
aunque en ellos no se alude a fundaciones en sí. Aunque estos contactos no se
pueden negar, la tendencia actual y más posible indica que habría que
retrasarlos unos dos siglos aproximadamente, situándolos en el siglo VIII a.C.
La otra tradición viene
protagonizada por un autor de periodo Imperial, Veleyo Patérculo, que sitúa la fundación
de la ciudad en torno al año 1110 a.C. Este autor nos cuenta lo siguiente:
“...aproximadamente en el año octogésimo tras la caída de Troya y en el
centésimo vigésimo de la subida de Heracles hasta los dioses (…) una flota
tiria, que dominaba el mar, fundó Gades en el último extremo de Hispania, en el
final más lejano de nuestro mundo, en una isla rodeada por el océano, separada
del continente por un estrecho poco amplio. A una distancia de pocos años de
ella, los mismos fundaron Útica en África”
(Valeyo Patérculo, I, 2, I-3)
Una fuente de
este tipo parece que fue la utilizada por Plinio cuando asegura que:
“...es memorable el tempo de Apolo en Utica donde aún permanecen las vigas
de cedro númida tal y como fueron
colocadas en el momento mismo del origen de la ciudad hace 1178 años y en Hispania
hay un templo e Diana en Sagunto que fue
establecido allí por los fundadores del
lugar, procedentes de Zacinto, doscientos años antes de la toma de Troya”
(Plinio NH, XVI, 216)
Podríamos
seguir con otros ejemplos, pero sería redundar en lo mismo, con esto debemos
incidir que el establecimiento de las cronologías por parte de los autores
antiguos se rige por unos mecanismos que poco o nada tienen que ver con los
empleados actualmente. Para los autores clásicos, las formas de aprehender el
pasado pasan por unos esquemas mentales
e intelectuales, no solo ya de los nuestros, sino también de los de
otras culturas con una sólida tradición escrita, como podría ser la
fenicia. Los mecanismos para medir el
tiempo diferente y no podían usar uno que su público no entendiera.
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