La llegada fenicia al Egeo y Creta no fue el paso previo a la llegada al siguiente destino comercial, que abriría una nueva etapa en la colonización fenicia. El siguiente paso representaría la llegada a la sección central del Mediterráneo, que en no mucho tiempo se convertiría en la puerta que separaba el escenario occidental del oriental del Mediterráneo. Aunque la sección central mediterránea es amplia, cabe destacar principal 3 destinos en el periplo fenicio: La isla de Malta, las costas del mar Tirreno y Sicilia.
En malta, podemos hablar de una tardía
presencia fenicia, ya que las pruebas halladas nos vinculan dicha presencia a
los momentos finales del siglo VIII a.C., esto es debido con toda probabilidad
a que la isla no debió formar parte de las rutas comerciales que conducían a
Sicilia y el norte de África en sus etapas más tempranas.
Dicha presencia queda demostrada
con la presencia de un santuario dedicado a la diosa Astarté en Tas Silg, al
sudeste de la isla. Dicho santuario debió construirse entre finales del siglo
VIII y principios del VII, aprovechando las previas estructuras megalíticas de
las anteriores culturas de la isla. Este santuario se halla controlando un área
portuaria de gran calidad. EL santuario, por sus características extraurbanas será
de curiosa importancia pues como veremos en posteriores post, será un esquema
que será más o menos replicado en Gadir (Cádiz).
Por su parte, en las aguas del
Tirreno, la presencia fenicia es de las más antiguas que tenemos constatadas en
el Mediterráneo Central. Uno de los primeros puntos de interés lo encontramos
en Nora, en la costa meridional de
Cerdeña. Nora, según Pausanias y Solino,
la fundación más antigua de Cerdeña. Ahí se encontró un epígrafe, datado de finales
del siglo IX e inicios del siglo VIII a.C., y todo parece indicar que se trata
de una ofrenda de agradecimiento de unos navegantes a la deidad Pumay, un dios
de origen chipriota, que los fenicios acogieron en su panteón.
La isla de Cerdeña representa un
lugar de fuerte interés para los fenicios desde momentos tempranos debido a sus
recursos naturales. Y para ello, harán mantendrán una intensa relación comercial
con los indígenas, de los que obtienen metales y derivados agrícolas. Estas
actividades se desarrollan entre los
años finales del siglo IX y la primera mitad del siglo VIII.
La isla de Cerdeña, además, había
estado muy vinculada también al Mediterráneo oriental durante el anterior
milenio, y las tradiciones broncistas de
las poblaciones nurágicas de la isla, tal y como parecen demostrar la gran cantidad de figuras realizadas en
bronce que se han podido recuperar.
Los primeros asentamientos
fenicios en Cerdeña se darán en las costas suroccidentales, destacando Sulci,
en la isla de Sant’Antioco. Allí el asentamiento fenicio tiene lugar a lo largo
de la segunda mitad del siglo VIII y pronto surgirán en tierra firme una serie
de puntos vinculados a la actividad urbana de entre los que destaca Monte Sirai, que marca el imite oriental del
territorio Sulcitano, controlando las ricas tierras del entorno.
La temprana presencia en Cerdeña de
Navegantes fenicios, que van con el claro objetivo de obtener metales, al tiempo
exploran las diversas posibilidades de los territorios que van encontrando a su
paso. Lo que determinará que las costas
italianas serán exploradas.
Por último, y no menos
importante, habría que mencionar la isla de Sicilia. De dicha presencia habla
Tucidides, que habla de la ocupación de los promontorios y pequeñas islas alrededor
de Sicilia, para comerciar con los Sículos. Aunque no disponemos de datos que
corroboren esto, a pesar de la presencia de alguna pieza de cerámica de origen
fenicio que se han encontrado de forma esporádica. Es probable, que la isla
fuera utilizada como punto de abastecimiento para las navegaciones que se
dirigieran todavía más hacia occidente.
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