martes, 10 de noviembre de 2015

La colonización de la Península Ibérica XI: Los métodos comerciales fenicios

A partir de diversos testimonios podemos establecer una gradación en los modos de contacto que los fenicios emplean con las poblaciones con las que entran en contacto, bien entendido que aunque puede haber una progresión entre ellos, de más sencillo a más complejo, los fenicios los adaptarán a cada circunstancia, de tal modo que los mismos fenicios pueden estar aplicando diversos métodos de forma simultánea en diferentes ámbitos.
Anforas Fenicias
Ánforas fenicias.
Vistas en: http://www.historiayarqueologia.com/profiles/blogs/origen-y-significacion-del-termino-circulo-del-estrecho



El modelo más sencillo consistía en que una vez se llegaba a las costas, desembarcaban las mercancías y las alineaban a lo largo de la playa; y acto seguido se embarcan en sus naves y hacen señales de humo. Entonces los indígenas acuden a la orilla cogen los objetos y dejan oro o metales preciosos como pago de las mercancías. Entonces se volvía a desembarcar y se analizaba el pago, y si el metal abonado como pago les parecía el adecuado, lo cogían y se iba. Sin embargo, si no les parecía justo, volvían a embarcarse y permanecer a la expectativa, momento que debían aprovechar los indígenas para aportar más metal al pago, así hasta quedar todas las partes satisfechas.

Un tipo de relación comercial más desarrollado es la que se ve a la llegada a la isla de Cerne, en un relato, conocido como el Periplo de Pseudo-Escilax, se nos cuenta que los fenicios al fondear en las costas de la isla. Transportan el cargamento de las naves a la orilla en pequeñas embarcaciones. Una vez en tierra, se encuentran con los indígenas, en este caso etíopes, a los que venden sus mercancías  a cambio de pieles de gacela, leones y leopardos, así como pieles y colmillos de elefante y de animales domésticos; a cambio, los comerciantes fenicios ofrecen ungüentos, piedra egipcia,…, vajilla ática,… Este periplo, sin entrar en la ubicación de Cerne, nos narra una forma de transacción, más esporádica, más regular que la anterior, en el que los fenicios se ofrecen como intermediarios comerciales, dándose dicho intercambio en una posición neutral. Vemos que en este tipo de contacto, las partes saben lo que quieren.

Un tercer tipo de transacción vendría dado por la creación de un lugar específico para llevar a cabo las relaciones comerciales de carácter mas continuado, implicando algún tipo de intervención sobre el entorno, con vistas a la obtención de productos más específicos. Para este tipo de relación seria necesario la presencia de algún tipo de estructura que sirviese de lugar de almacenamiento de productos, exóticos y nativos, y de residencia de los encargados de gestionar el intercambio. La creación de estos centros vería necesaria una cesión intencionada, y no violenta, por parte de los indígenas que toleran su existencia. A estos centros, se les suele dar el nombre (de mala manera) de factorías. Es imposible llamar a estos centros colonias porque no registran un carácter urbano, pero si muestran un interés en la creación de una red de establecimientos cuya finalidad especifica seria drenar los recursos de áreas geográficas concretas.


Un último modelo, implicaría una relación, con la comunidad receptora, de alto nivel de mutuo interés. En ese momento, asistiríamos a la aparición de un barrio de comerciantes y artesanos fenicios dentro de un hábitat indígena, en el que en algunas ocasiones se introducen en sus tramas urbanas. Estas relaciones vidrian marcadas por acuerdos que se verían favorecidos por las relaciones de amistad entre las élites locales y los gestores del comercio o sus agentes in situ, y serian consagrados mediante juramentos prestados ante divinidades reconocidas por ambas partes. Este hecho hace que la religión, y su materialización en forma de lugares de culto, se conviertan en elementos imprescindibles en el desarrollo  de unas transacciones económicas de alto nivel.

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