viernes, 13 de noviembre de 2015

Los levantamientos jacobitas: el origen del independentismo escocés.

En los últimos meses la independencia catalana ha sido el tema central de todas las tertulias políticas y en muchos casos ha sido comparada con el referendum de independencia celebrado en Escocia el pasado año. Pero, ¿qué motivaciones históricas esconde realmente el independentismo escocés?

batalla de culloden
batalla de Culloden re


Olvidemos por un momento a William Wallace y a Mel Gibson gritando libertad y centremos nuestra atención algunos siglos más tarde. Si bien tradicionalmente se ha denominado “guerras de independencia” al enfrentamiento entre escoceses e ingleses en los siglos XIII y XIV, esta denominación genera cierta confusión entre quienes no están habituados a la terminología histórica. Además la victoria escocesa garantizó su independencia política y jurídica con respecto de Inglaterra durante varios siglos.


Debemos remontarnos al siglo XVII para entender la situación histórica que provocó el enfrentamiento entre Escocia e Inglaterra y las raíces sobre las que se construirá el independentismo escocés. Curiosamente, en 1603 fue Inglaterra y no Escocia quién recayó en las manos de un monarca del reino vecino Jacobo Estuardo, I de Inglaterra y VI de Escocia. Esta unión será similar a la desarrollada por los Reyes Católicos en la Península Ibérica, cada reino mantendrá sus leyes, sus costumbres y sus instituciones. A pesar de los intentos por parte de la monarquía de unificar el gobierno de ambos territorios no se logrará una cohesión cultural y social plena, fundamentalmente por dos motivos: en primer lugar la mayoría de la población escocesa era católica frente al anglicanismo inglés y en segundo lugar, Escocia estaba estructurada sobre una base clanica, en la que primaban los lazos de sangre y las antiguas alianzas, frente a una estructura más burocratizada en el caso inglés.

Durante casi un siglo los reinos se mantuvieron unidos bajo el gobierno de la casa Estuardo hasta que en 1689 la Revolución Gloriosa derrocó a Jacobo II y los Estuardo fueron sustituidos en el trono británico por Guillermo de Orange. Este cambio dinástico generó un movimiento político que tendrá gran importancia en las décadas posteriores, el jacobismo. Los jacobitas se mantendrán muy activos durante toda la primera mitad del siglo XVIII iniciando varias revueltas con la intención de devolver el trono a la familia Estuardo y reinstaurar el catolicismo en el Reino Unido.

Las primeras tentativas de este grupo estuvieron encabezadas por el propio Jacobo II tras su expulsión tuvo que abandonar Inglaterra buscó entre sus partidarios irlandeses el apoyo necesario para recuperar el trono. A pesar de sus esfuerzos la Guerra Guillermita de Irlanda no tuvo éxito y los jacobitas fueron derrotados apenas un año más tarde, en 1690, en la Batalla de Boyne, tras la victoria de Guillermo de Orange, Jacobo II huyó a Francia perdiendo gran parte del apoyo irlandés.

A pesar de la derrota el movimiento jacobita se hizo popular rápidamente y logró incluir a un gran número de nobles escoceses, la mayoría de ellos pertenecientes a los clanes de las highlands. Serán estos grupos los que mantengan vivo el espíritu jacobita en las décadas siguientes y los impulsores del sentimiento nacional y la defensa de las tradiciones y costumbres escocesas. Fue precisamente la violación de una de estas tradiciones lo que llevó a que el movimiento se consolidara y se hiciera, si no mayoritario, mucho más notorio en Escocia. Poco después de la derrota de Boyne, los jefes de los clanes fueron invitados a firmar un documento por el cual reconocían a Guillermo de Orange como soberano. Sin embargo, Jacobo II tardó demasiado en autorizar la firma de este juramento y algunos clanes fueron incapaces de cumplir el acuerdo. El 13 de febrero de 1682 varios líderes del clan MacDonald de Glencoe fueron asesinados por sus huéspedes tras haber aceptado su hospitalidad.

Si bien es cierto que la muerte de los MacDonald puede parecer un incidente menor dentro de un conflicto de grandes proporciones como es el jacobismo, lo cierto es que se convirtió en todo un símbolo del independentismo escocés. La Masacre de Glencoe por lo que enervó los ánimos de los escoceses y generó un gran crecimiento del movimiento entre los líderes de los clanes, especialmente en las highlands dónde rápidamente el jacobismo se convirtió en el movimiento mayoritario.

Los enfrentamientos se intensificaron a partir de 1707 cuando Escocia e Inglaterra decidieron firmar el Acta de Unión, un documento que cumplía un doble propósito, alejar a los Estuardo, católicos, del trono del Reino Unido y regular la situación económica, política y social de ambos reinos. En 1715 estalló el primer levantamiento encabezado por Jacobo Francisco Eduardo Estuardo, más conocido como Jacobo III. Los escoceses lograron tomar Perth y el traslado del pretendiente a tierras escocesas, sin embargo sus apoyos eran muy minoritarios fuera de las highlands y las tropas británicas de la Casa Hannover fueron muy superiores en el campo de batalla. Apenas un año más tarde Jacobo III huyó de nuevo a Francia obligando a sus partidarios a rendirse ante Inglaterra.
El segundo levantamiento jacobita, y el menos conocido, estalló en 1719 gracias al apoyo español. En 1713, tras la Guerra de Sucesión Felipe V se convirtió en rey de España. Poco después Jacobo III pidió ayuda a su primo Felipe V para iniciar una nueva revuelta orquestada por los jacobitas galeses y escoceses. Sin embargo la climatología impidió que la mayor parte del contingente llegase a tiempo y las tropas hispano-escocesas fueron derrotadas en la Batalla de Glenshiel el 10 de junio de 1719.

Habrá que esperar un cuarto de siglo para que se produzca el último y más dramático de los levantamientos jacobitas, el de 1745. Durante las dos décadas que siguieron a la derrota de Glenshiel las tropas inglesas habían intensificado su presencia en territorio escocés tanto física como económica lo que había intensificado aún más los ánimos jacobitas. Con un nuevo pretendiente al trono, Carlos Eduardo Estuardo, a quién apodaban el Bonnie Prince Charlie, y con el apoyo verbal del monarca francés, los escoceses iniciaron un largo proceso de recaudación de fondos para el traslado del pretendiente y la organización de un nuevo levantamiento, más numeroso y con mayores pretensiones que los anteriores. Tras una larga espera en septiembre de 1745 el Bonnie Prince alcanzó la costa escocesa e inicio su revuelta logrando una gran victoria para el bando escocés en la Batalla de Prestonpans del 21 de septiembre, rápidamente se hizo con el control de gran parte de la actual Escocia llegando incluso a ocupar Edimburgo.

Sin embargo la ambición del joven pretendiente era aún mayor, engrandecido por su rápida victoria inició la invasión de Inglaterra apenas un mes después. En noviembre atravesó Manchester llegando a ocupar Derby y amenazando incluso la capital del reino. Los jacobitas apenas encontraron resistencia, sin embargo la población civil era contraria a una restauración católica y el cansancio, el tiempo y la falta de apoyos permitió a las tropas inglesas reagruparse bajo el mando del duque de Cumberland, conocido como el Carnidero. Las tropas francesas se retrasaban y los jacobitas cada vez contaban con menos de recursos, con el invierno acercándose peligrosamente y la amenaza inglesa pendiente sobre sus cabezas los escoceses decidieron replegarse de vuelta a Escocia.

Aprovechando la cada vez más evidente debilidad del ejército escocés el duque de Cumberland avanzó hacia territorio escocés, reorganizó a sus tropas y se preparó para un gran enfrentamiento. Por su parte los escoceses se debilitaron aún más en batallas menores en los meses siguientes, fracasando en la toma del castillo de Stirling y de Fort William. Finalmente ambos ejércitos se encontraron el 16 de abril de 1746 en el campo de Culloden. La derrota del ejército escocés fue absolutamente dramática, no sólo militarmente, si no también política y socialmente.

La Batalla de Culloden supuso el fin de la vida de la población escocesa tal y como se había conocido hasta la fecha. Tras su victoria los ingleses tomaron el control absoluto de las instituciones escocesas, prohibieron el catolicismo, condenaron el mantenimiento de las tradiciones y las costumbres propias de las highlands, incluyendo el uso del kilt, y destruyeron la estructura clanica.

Fue la dura represión inglesa, la prohibición y la ruptura del modo de vida escocés lo que provocó que el sentimiento independentista y la defensa de las tradiciones se hiciera aún más fuerte, aunque clandestina, en las décadas posteriores. Y fue con la ayuda del romanticismo escocés en el siglo XIX cuando se mitificó aún más estos acontecimientos y personajes convirtiéndoles en los principales símbolos históricos del independentismo escocés tal y como lo conocemos actualmente.

1 comentario:

  1. Como siempre, un artículo muy interesante.
    Dejando a un lado Hollyhood y esas películas de poco rigor histórico, este relato siembra la semilla de la curiosidad en temas tan cercanos y actuales como el de la independencia (aunque nada tenga que ver el que vivimos ahora).

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