La
guerra es un acto que implica por completo al individuo que participa de la
misma, la hace y la padece el individuo. La guerra compleja desarrollada
durante la protohistoria de la península Ibérica es por su estructura, desarrollo
y consecuencias una guerra total. Los recursos humanos que se emplean, suponen
un gran esfuerzo a las poblaciones, tanto por la pérdida de mano de obra especializada como por el
descenso de personas en edad fértil que forman parte del potencial de
crecimiento de las estructuras sociales.
Detalle Vaso de los guerreros Numancia Visto en: http://www.soriaymas.com/ver.asp?tipo=articulo&id=1447 |
Los textos referidos a las comunidades
celtibéricas entre finales del siglo III a.C. y los siglos II y I a.C. Definen
la existencia de una elite social, ésta estaría compuesta por unos individuos
que tendrían un ascendente en su comunidad en función de su valor militar,
uno de los componentes más destacados del conjunto de ideales celtibéricos lo encontraríamos
en el caso del Numantino Retogenes, del
que gozarían esencialmente los miembros destacados de la juventud de las
ciudades dispuesta a empuñar las armas,
asociados a la figura de los équites en cuanto a posición social y preparación
militar, dado de que la guerra y el
combate formarían el elemento
principal que designaría y permitiría
mantener su estatus. Vinculados a un prínceps, juntos estos grupos conformarían
unidades compactas, semejantes a la que Alucio presenta a Publio Cornelio Escipión.
La élite guerrera mantenía su cohesión
a partir de la creencia y aplicación de un conjunto de ideas entre las que los
valores heroicos y del guerrero eran valores predominantes. La muerte en
combate era el único fin digno para los guerreros, siendo deshonroso el
fallecimiento por enfermedad o sin cumplir las expectativas que el grupo depositaba
en dicho individuo como miembro del mismo. Un ejemplo de esta visión de la vida
la encontraríamos cuando los numantinos, durante la fase final del asedio de su
oppida y perdida ya toda esperanza de ser socorridos o de poder romper el cerco
al que les tenia sometido Publio Cornelio Escipión Emiliano, le exigen que
accedan a presentar batalla campal con la idea de mantener su esperit de
corps y así poder morir con orgullo
como hombres libres en batalla. El caído
en el campo de batalla no era incinerado,
puesto que la purificación era innecesaria al ser el propio hecho de sucumbir heroicamente
en sí mismo una forma de purificación.
El cadáver del caído permanecía en el campo del honor para ser devorado
por los buitres, en una forma de entender el ascenso del caído al lado de los
dioses tras la ingesta de su carne. Este
ritual viene representado en la cerámica pintada celtibérica, así como en otros
soportes como es el caso de la Estela
de El Palao (Teruel).
Para los celtíberos, el ideal del
guerrero se expresaba mediante el combate individual que permitía demostrar el
valor ante los "nobiles" de la propia estructura social, en dichos
combates se retaba a sus enemigos para
obtener el prestigio del triunfo. El honor obtenido en estos combates tenía una
gran importancia gentilicia, y por lo tanto seria clave para el ascenso social
no solo del vencedor, sino también de la estructura familiar o gentilicia a la
que pertenecía.
El modo de combatir celtibérico,
como en otros casos peninsulares, no debía diferir mucho de la forma de
batallar del mundo antiguo, con formaciones cerradas con un inicio de
lanzamiento de dardos y jabalinas, y un posterior choque de fuerzas donde la
espada y el escudo son claros protagonistas. En este modo podemos encontrar dos
formas de guerreros, por los lados deberíamos poder encontrar los soldados de infantería,
o infantes, soldados a pie; y por el otro lado encontraríamos la caballería,
soldados entrenados o preparados para combatir a lomos de caballos. De esta
forma podemos comprobar, que además viene referido en las fuentes que el modo
de combatir de las poblaciones celtibéricas, no era muy distinta a la de otras
culturas del mundo antiguo mediterráneo, y por lo tanto, no se escaparía
tampoco la importancia de la caballería a la hora de conformar los ejércitos.
La caballería celtibérica se
conformaba a partir de las elites más pudientes de la sociedad celtibérica, de
forma que solo aquellos que tuvieran la capacidad económica para mantener un
animal de monta podrían tenerlo. De esta forma, y así queda vislumbrado en las
fuentes la caballería formaría un grupo mínimo, pero muy importante en los ejércitos
celtibéricos. De hecho el caballo alcanzo una posición como elemento de
prestigio muy importante dentro de la sociedad celtibérica y de la conformación
de sus ejércitos, este hecho se deja ver muy bien en el capítulo de la Segunda
Guerra Púnica, en la que Publio Cornelio Escipión, el futuro "el
africano", al conquistar Cartago Nova y liberar a los Rehenes regala
caballos a los líderes locales, y estos los reparten entre sus fieles.
Respecto
a la forma de combatir celtibérica, es interesante resaltar que los autores
clásicos hacen especial hincapié en señalizar que la caballería celtibérica podía
combatir de dos formas, una montada sobre sus caballos y al modo
"normal" de la caballería, hostigando los flancos y retaguardias, o
la otra forma en la que se desplazaban de forma rápida y eficaz a una zona
vulnerable del campo de batalla, en esa posición desmontarían de sus caballos y
se unirían al frente como soldados de infantería.
Así
nos lo muestra Polibio.
“Esto tienen de particular los celtíberos en la guerra: cuando ven que sus infantes ceden, descabalgan y dejan los caballos dispuestos en formación; al efecto disponen unos pequeños clavos al extremo de las riendas, los que clavan en el suelo enseñando a los caballos a no moverse de la fi la hasta que ellos vuelven y arrancan los clavos. Los celtíberos sobresalen en mucho entre los demás pueblos en la fabricación de espadas. Sus espadas tienen en efecto una punta resistente y un tajo cortante por los dos lados. Por lo cual los romanos desde los tiempos de Aníbal abandonaron las espadas de sus antepasados cambiándolas por las de los iberos. Pero si pudieron imitar la forma, nunca lograron alcanzar la calidad del hierro y la perfección de la factura”
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