A partir de diversos testimonios
podemos establecer una gradación en los modos de contacto que los fenicios emplean
con las poblaciones con las que entran en contacto, bien entendido que aunque
puede haber una progresión entre ellos, de más sencillo a más complejo, los
fenicios los adaptarán a cada circunstancia, de tal modo que los mismos
fenicios pueden estar aplicando diversos métodos de forma simultánea en
diferentes ámbitos.
Ánforas fenicias. Vistas en: http://www.historiayarqueologia.com/profiles/blogs/origen-y-significacion-del-termino-circulo-del-estrecho |
El modelo más sencillo consistía en
que una vez se llegaba a las costas, desembarcaban las mercancías y las alineaban
a lo largo de la playa; y acto seguido se embarcan en sus naves y hacen señales
de humo. Entonces los indígenas acuden a la orilla cogen los objetos y dejan
oro o metales preciosos como pago de las mercancías. Entonces se volvía a desembarcar
y se analizaba el pago, y si el metal abonado como pago les parecía el
adecuado, lo cogían y se iba. Sin embargo, si no les parecía justo, volvían a
embarcarse y permanecer a la expectativa, momento que debían aprovechar los indígenas
para aportar más metal al pago, así hasta quedar todas las partes satisfechas.
Un tipo de relación comercial más
desarrollado es la que se ve a la llegada a la isla de Cerne, en un relato,
conocido como el Periplo de Pseudo-Escilax,
se nos cuenta que los fenicios al fondear en las costas de la isla. Transportan
el cargamento de las naves a la orilla en pequeñas embarcaciones. Una vez en
tierra, se encuentran con los indígenas, en este caso etíopes, a los que venden
sus mercancías a cambio de pieles de
gacela, leones y leopardos, así como pieles y colmillos de elefante y de
animales domésticos; a cambio, los comerciantes fenicios ofrecen ungüentos,
piedra egipcia,…, vajilla ática,… Este periplo, sin entrar en la ubicación de
Cerne, nos narra una forma de transacción, más esporádica, más regular que la
anterior, en el que los fenicios se ofrecen como intermediarios comerciales, dándose
dicho intercambio en una posición neutral. Vemos que en este tipo de contacto,
las partes saben lo que quieren.
Un tercer tipo de transacción vendría
dado por la creación de un lugar específico para llevar a cabo las relaciones
comerciales de carácter mas continuado, implicando algún tipo de intervención sobre
el entorno, con vistas a la obtención de productos más específicos. Para este
tipo de relación seria necesario la presencia de algún tipo de estructura que
sirviese de lugar de almacenamiento de productos, exóticos y nativos, y de
residencia de los encargados de gestionar el intercambio. La creación de estos
centros vería necesaria una cesión intencionada, y no violenta, por parte de
los indígenas que toleran su existencia. A estos centros, se les suele dar el
nombre (de mala manera) de factorías. Es imposible llamar a estos centros
colonias porque no registran un carácter urbano, pero si muestran un interés en
la creación de una red de establecimientos cuya finalidad especifica seria
drenar los recursos de áreas geográficas concretas.
Un último modelo, implicaría una relación,
con la comunidad receptora, de alto nivel de mutuo interés. En ese momento, asistiríamos
a la aparición de un barrio de comerciantes y artesanos fenicios dentro de un hábitat
indígena, en el que en algunas ocasiones se introducen en sus tramas urbanas.
Estas relaciones vidrian marcadas por acuerdos que se verían favorecidos por
las relaciones de amistad entre las élites locales y los gestores del comercio
o sus agentes in situ, y serian
consagrados mediante juramentos prestados ante divinidades reconocidas por
ambas partes. Este hecho hace que la religión, y su materialización en forma de
lugares de culto, se conviertan en elementos imprescindibles en el
desarrollo de unas transacciones económicas
de alto nivel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario