Como vimos en anteriores Post, la expansión imperial de Augusto respondió a una política decida y guiada por la firme creencia del destino divino de Roma. En esta política, había un principal territorio que ya de antes había supuesto un problema de seguridad, Germanía. Y la política expansionista no dejó la oportunidad de someter la región. El proyecto de anexión de Germanía evoluciono de un ambicioso proyecto de expansión, que llegó hasta el Mar del Norte, a un autentico escenario de Horror que obligo a reconsiderar el Rin como una frontera a la que había que fortificar de forma eficaz.
Conflicto en Germanía. Visto en: http://gabriel-scipio.blogspot.com.es/2011/07/druso-la-campana-en-germania.html |
La expansión por Europa mediante
la intervención de las armas y una política decidida se trata de un hecho
manifiesto de la mayor parte del gobierno de Augusto. La falta de infraestructuras
político-sociales en occidentes con las que construir un sistema complejo, así
como la existencia de problemas más inmediatos al núcleo italiano del imperio,
pueden explicar la efervescencia militar en Europa.
Entre los distintos objetivos, había
algunos que primaban por su urgencia, más concretamente aquellos que afectaban
al entorno más inmediato a Italia, en la frontera de los Alpes y en la
provincia adriática del Ilirico. Aunque hoy solo nos centraremos en la Germania.
Con respecto a este territorio,
la política ofensiva de Augusto, que comienza paralelamente a las campañas
danubianas, en el 12 a.C., se encuentran en constante debate debido al motivo,
si bien se las supone una intención defensiva, de propósito imperialista o bien
la de una abierta conquista que en todo caso nunca considero el Rin como una
frontera estable.
En los primeros años del
principado, mientras Augusto construía su particular y original régimen, el Rin
se mantuvo como límite del imperio, un límite constantemente traspasado por
incursiones de pueblos germánicos, como los que traspasarían siglos más tarde, que
pudieron ser repelidas con facilidad.
La incertidumbre y miedo al
traspaso de dicha frontera empezó de una manera muy temprana, siendo una de las
más llamativas derrotas, la ocurrida por Marco Lolio en el 16 a.C., un cónsul y
senador romano que durante su gobierno en la Galia Bélgica sufrió una
humillante derrota a manos de los sicambrios en el valle del rio Mosa. Durante
dicho conflicto, se perdió el estandarte del águila dorada de la V Legión, lo
que se consideró una humillación para Roma y provocó una importante caída del
prestigio de Lolio.
Esta derrota supuso razón
suficiente como para considerar que la frontera del Rin no suponía una
verdadera frontera nacional, y por lo tanto no servía como línea de defensa. Lo
cierto es que la invasión programada por Roma tenía como objetivo la anexión de
Germania y que el rio se convirtiera en
la base de operaciones con el estacionamiento de fuerzas legionarias que cumplirían
una doble función, mantener la tranquilidad de las Galias y a su vez
protegerlas en la lucha contra los germanos.
Mientras el joven hijastro de
Augusto, Tiberio, conducía las fuerzas
romanas en Panonia, su hermano Druso, recibió el encargo de penetrar al otro
lado del Rin. Las campañas dirigidas por Druso, un total de 4 entre el 12 y el
9 a.C., obtuvieron sorprendentes éxitos y llevaros a los ejércitos romanos a
avanzar de forma profunda en dentro del territorio germano, llegando hasta el
Elba. Destacando la primera, que llegó a disponer de una flota, que a través del
Rin y sus canales interiores, las legiones de Druso alcanzaron el mar del Norte y sometieron la costa
frisona, entre el Rin y el Weser. A la vuelta de la campaña que alcanzó el
Elba, en el 9 a.C. Druso murió a
consecuencia de una caída de caballo, provocando no solo la pérdida de
un excelente comandante sino también la posibilidad de seguir el hilo conductor
de un proyecto coherente.
Visto en: http://gabriel-scipio.blogspot.com.es/2011/07/druso-la-campana-en-germania.html |
Al año siguiente lo reemplazó
Tiberio, que mediante la utilización de métodos más políticos que militares
logro que las tribus germanas entre el Rin y el Elba decidieran someterse a
control romano. Aunque dicho sometimiento fue algo provisional y solo se
apoyaba en las guarniciones militares establecidas a lo largo de las vías de penetración
en Germania. De esta manera todo parece apuntar a que entre los planes de
Augusto se encontraban la pretensión de incluir
todo el territorio hasta el Elba dentro de las fronteras imperiales,
llegando fácilmente a conectar con el Danubio.
En el 6 a.C. los malentendidos de
un exitoso Tiberio y un fácilmente exaltable Augusto, hizo que Tiberio
decidiera tomarse una “vacaciones” a modo de exilio en Rodas. Dejando el mando
de la campaña en el 5 a.C. en manos de
Domicio Ahenobarbo, abuelo del futuro emperador Nerón, que abrió desde el Ilírico, una nueva línea
de avance en Germania, llegando a atravesar el Elba, estableciendo pactos con
los pueblos del otro lado del rio.
Pero no todo era sol y esplendor
en el horizonte conquistable romano.
Pues durante esos años se estaban gestando cambios en Germania. Una coalición política en
Bohemia, bajo la dirección del jefe marcomano Marbod, un antiguo comandante de
tropas auxiliares al servicio de Roma, tras la muerte de Druso, dirigió a la
tribu sueva de los marcomanos, desde el curso medio del Main a Bohemia, donde
creo un reino con un poderoso ejército que le permitió extender su influencia por el norte hasta la
actual Sajonia y Brandemburgo.
Domicio se encontró en la obligación
de dedicar sus esfuerzos a la destrucción de este peligroso bloque que impedía
el avance por Germania. En el año 4 d.C., Tiberio retorna de su exilio para
hacerse cargo de las operaciones. Una vez reestablecida la autoridad Roma en el
occidente de Alemania, entre la desembocadura del Rin y del Weser, Tiberio
considero que era el momento de reemprender la tarea iniciada de su difunto
hermano, Druso, el sometimiento de la región
entre el Weser y el Elba. En el año 5 d.C. las tribus del territorio longobardo
y cauco, aceptaron la soberanía romana. Cabe destacar que por primera vez, no
se trató de una campaña estival, las tropas invernaron en Germania para poder
conjuntar en la siguiente primavera con la flota que en ese momento remontaba
el Elba, alcanzando la península de Jutlandia, y toda Germania se encontraba
bajo control romano. ¿Toda? No, el rey Marbod seguía en bohemia y su influencia
sobre las tribus del Elba hacía peligrar la estabilidad del territorio
anexionado.
En una magistral obra de estrategia, Tiberio
dispuso un formidable despliegue de fuerzas, divididas en dos cuerpos de ejército,
uno avanzaría sobre Bohemia mientras el otro, dirigido por Tiberio, penetraría en
el territorio de Marbod. Todo parecía ir a la perfección hasta que la sublevación
de los dálmatas y los panonios obligo a paralizar las operaciones y a pactar
una paz con el jefe marcomano.
En este último escenario, cuya
campaña duró cuatro años, se ejecutó uno de los capítulos más impactantes de la
historia del principado de Augusto. En ese periodo durante el cual se reestableció
la autoridad romana, días después de la terminación de la guerra en Dalmacia,
la opinión pública se conmocionaba con la noticia de la catástrofe sufrida por
Publio Quintilio Varo en Germania, cuyo legado fue aniquilado con tres
legiones, tres alas de caballería y seis cohortes, en un bosque de Westfalia
por fuerzas de los queruscos al mando de su régulo Arminio.
Visto en: http://www.detectivesdelahistoria.es/grandes-imperios-del-mundo-imperio-romano/ |
Este conflicto no fue obra de un levantamiento
nacional, por llamarlo de alguna manera, sino la decisión oportunista de
Arminio. Esta derrota no fue significativa
por su elevado, aunque significativo número de bajas, si no que represento un
punto de inflexión. Qué obligó a tomar la decisión, por parte de un aturdido
Augusto, de abandonar la línea del Elba y ordenar un repliegue sobre la vieja
frontera del Rin, que aunque fuera una decisión, en principio, temporal, con el
tiempo, se convirtió en una resolución firme y definitiva. Con la muerte de
Augusto, la ribera derecha del rio fue evacuada, y, a excepción de esporádicas demostraciones militares, las fuerzas romanas
fortificaron la orilla izquierda del rio. Dejando para siempre abandonada la
orilla derecha que siglos más tarde sería traspasada.
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