miércoles, 23 de diciembre de 2015

La conquista de Germanía: Triunfos y Derrotas

Como vimos en anteriores Post, la expansión imperial de Augusto respondió a una política decida y guiada por la firme creencia del destino divino de Roma. En esta política, había un principal territorio que ya de antes había supuesto un problema de seguridad, Germanía. Y la política expansionista no dejó la oportunidad de someter la región. El proyecto de anexión de Germanía evoluciono de un ambicioso proyecto de expansión, que llegó hasta el Mar del Norte, a un autentico escenario de Horror que obligo a reconsiderar el Rin como una frontera a la que había que fortificar de forma eficaz.
Conflicto en Germanía. Visto en: http://gabriel-scipio.blogspot.com.es/2011/07/druso-la-campana-en-germania.html


La expansión por Europa mediante la intervención de las armas y una política decidida se trata de un hecho manifiesto de la mayor parte del gobierno de Augusto. La falta de infraestructuras político-sociales en occidentes con las que construir un sistema complejo, así como la existencia de problemas más inmediatos al núcleo italiano del imperio, pueden explicar la efervescencia militar en Europa.

Entre los distintos objetivos, había algunos que primaban por su urgencia, más concretamente aquellos que afectaban al entorno más inmediato a Italia, en la frontera de los Alpes y en la provincia adriática del Ilirico. Aunque hoy solo nos centraremos en la Germania.

Con respecto a este territorio, la política ofensiva de Augusto, que comienza paralelamente a las campañas danubianas, en el 12 a.C., se encuentran en constante debate debido al motivo, si bien se las supone una intención defensiva, de propósito imperialista o bien la de una abierta conquista que en todo caso nunca considero el Rin como una frontera estable.

En los primeros años del principado, mientras Augusto construía su particular y original régimen, el Rin se mantuvo como límite del imperio, un límite constantemente traspasado por incursiones de pueblos germánicos, como los que traspasarían siglos más tarde, que pudieron ser repelidas con facilidad.

La incertidumbre y miedo al traspaso de dicha frontera empezó de una manera muy temprana, siendo una de las más llamativas derrotas, la ocurrida por Marco Lolio en el 16 a.C., un cónsul y senador romano que durante su gobierno en la Galia Bélgica sufrió una humillante derrota a manos de los sicambrios en el valle del rio Mosa. Durante dicho conflicto, se perdió el estandarte del águila dorada de la V Legión, lo que se consideró una humillación para Roma y provocó una importante caída del prestigio de Lolio.

Esta derrota supuso razón suficiente como para considerar que la frontera del Rin no suponía una verdadera frontera nacional, y por lo tanto no servía como línea de defensa. Lo cierto es que la invasión programada por Roma tenía como objetivo la anexión de Germania y que el  rio se convirtiera en la base de operaciones con el estacionamiento de fuerzas legionarias que cumplirían una doble función, mantener la tranquilidad de las Galias y a su vez protegerlas en la lucha contra los germanos.

Mientras el joven hijastro de Augusto, Tiberio, conducía  las fuerzas romanas en Panonia, su hermano Druso, recibió el encargo de penetrar al otro lado del Rin. Las campañas dirigidas por Druso, un total de 4 entre el 12 y el 9 a.C., obtuvieron sorprendentes éxitos y llevaros a los ejércitos romanos a avanzar de forma profunda en dentro del territorio germano, llegando hasta el Elba. Destacando la primera, que llegó a disponer de una flota, que a través del Rin y sus canales interiores, las legiones de Druso alcanzaron  el mar del Norte y sometieron la costa frisona, entre el Rin y el Weser. A la vuelta de la campaña que alcanzó el Elba, en el 9 a.C. Druso murió a  consecuencia de una caída de caballo, provocando no solo la pérdida de un excelente comandante sino también la posibilidad de seguir el hilo conductor de un proyecto coherente.
Visto en: http://gabriel-scipio.blogspot.com.es/2011/07/druso-la-campana-en-germania.html
Al año siguiente lo reemplazó Tiberio, que mediante la utilización de métodos más políticos que militares logro que las tribus germanas entre el Rin y el Elba decidieran someterse a control romano. Aunque dicho sometimiento fue algo provisional y solo se apoyaba en las guarniciones militares establecidas a lo largo de las vías de penetración en Germania. De esta manera todo parece apuntar a que entre los planes de Augusto se encontraban la pretensión de incluir  todo el territorio hasta el Elba dentro de las fronteras imperiales, llegando fácilmente a conectar con el Danubio.

En el 6 a.C. los malentendidos de un exitoso Tiberio y un fácilmente exaltable Augusto, hizo que Tiberio decidiera tomarse una “vacaciones” a modo de exilio en Rodas. Dejando el mando de la campaña en el 5 a.C. en manos de  Domicio Ahenobarbo, abuelo del futuro emperador  Nerón, que abrió desde el Ilírico, una nueva línea de avance en Germania, llegando a atravesar el Elba, estableciendo pactos con los pueblos del otro lado del rio.

Pero no todo era sol y esplendor en el horizonte conquistable romano.  Pues durante esos años se estaban gestando cambios  en Germania. Una coalición política en Bohemia, bajo la dirección del jefe marcomano Marbod, un antiguo comandante de tropas auxiliares al servicio de Roma, tras la muerte de Druso, dirigió a la tribu sueva de los marcomanos, desde el curso medio del Main a Bohemia, donde creo un reino con un poderoso ejército que le permitió  extender su influencia por el norte hasta la actual Sajonia y Brandemburgo.

Domicio se encontró en la obligación de dedicar sus esfuerzos a la destrucción de este peligroso bloque que impedía el avance por Germania. En el año 4 d.C., Tiberio retorna de su exilio para hacerse cargo de las operaciones. Una vez reestablecida la autoridad Roma en el occidente de Alemania, entre la desembocadura del Rin y del Weser, Tiberio considero que era el momento de reemprender la tarea iniciada de su difunto hermano, Druso, el sometimiento  de la región entre el Weser y el Elba. En el año 5 d.C. las tribus del territorio longobardo y cauco, aceptaron la soberanía romana. Cabe destacar que por primera vez, no se trató de una campaña estival, las tropas invernaron en Germania para poder conjuntar en la siguiente primavera con la flota que en ese momento remontaba el Elba, alcanzando la península de Jutlandia, y toda Germania se encontraba bajo control romano. ¿Toda? No, el rey Marbod seguía en bohemia y su influencia sobre las tribus del Elba hacía peligrar la estabilidad del territorio anexionado.

En una magistral obra de estrategia, Tiberio dispuso un formidable despliegue de fuerzas, divididas en dos cuerpos de ejército, uno avanzaría sobre Bohemia mientras el otro, dirigido por Tiberio, penetraría en el territorio de Marbod. Todo parecía ir a la perfección hasta que la sublevación de los dálmatas y los panonios obligo a paralizar las operaciones y a pactar una paz con el jefe marcomano.

En este último escenario, cuya campaña duró cuatro años, se ejecutó uno de los capítulos más impactantes de la historia del principado de Augusto. En ese periodo durante el cual se reestableció la autoridad romana, días después de la terminación de la guerra en Dalmacia, la opinión pública se conmocionaba con la noticia de la catástrofe sufrida por Publio Quintilio Varo en Germania, cuyo legado fue aniquilado con tres legiones, tres alas de caballería y seis cohortes, en un bosque de Westfalia por fuerzas de los queruscos al mando de su régulo Arminio.
Visto en: http://www.detectivesdelahistoria.es/grandes-imperios-del-mundo-imperio-romano/

Este conflicto no fue obra de un levantamiento nacional, por llamarlo de alguna manera, sino la decisión oportunista de Arminio. Esta derrota no fue significativa por su elevado, aunque significativo número de bajas, si no que represento un punto de inflexión. Qué obligó a tomar la decisión, por parte de un aturdido Augusto, de abandonar la línea del Elba y ordenar un repliegue sobre la vieja frontera del Rin, que aunque fuera una decisión, en principio, temporal, con el tiempo, se convirtió en una resolución firme y definitiva. Con la muerte de Augusto, la ribera derecha del rio fue evacuada, y, a excepción de esporádicas demostraciones militares, las fuerzas romanas fortificaron la orilla izquierda del rio. Dejando para siempre abandonada la orilla derecha que siglos más tarde sería traspasada.

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