Ayer, 14 de abril se conmemoraba el aniversario de la Segunda República española, por lo que hemos escogido este día para reflexionar sobre el origen del republicanismo en España.
El republicanismo es por definición la teoría política que propone el establecimiento de una república como forma de gobierno. Fueron los romanos los primeros en establecer un gobierno de tipo republicano, denominación que derivaba de la fórmula res publica, es decir, el gobierno de la cosa pública. Si bien el concepto de república ya existía en la antigua Roma, la teoría del republicanismo es un producto de la modernidad. A raíz de la evolución de las llamadas repúblicas italianas se constituye toda una teoría política que aboga por la construcción de un gobierno liderado por el conjunto de la sociedad a través de unos representantes, no necesariamente elegidos democráticamente. En general las familias más poderosas de dicha urbe eran las encargadas de renovar el gobierno periódicamente, otra opción era la contratación de condotieros profesionales que a los que se encargaba el gobierno puesto que se consideraban más objetivos con respecto a las necesidades ciudadanas. A lo largo de la historia han existido numerosos modelos republicanos, algunos democráticos y otros autoritarios y despóticos que únicamente se diferenciaban del modelo monárquico al que criticaban en que su dirigente no ostentaba un título regio.
El republicanismo tal y como lo conocemos en la actualidad es, sin embargo, un producto de las revoluciones liberales. Tanto los Estados Unidos como la Francia revolucionaria escogieron la república como forma de gobierno para su territorio. La primera tuvo más éxito que la segunda y aún se mantiene vigente bajo los mismos principios esenciales, mientras que Francia por su parte puede contar cinco tentativas republicanas a lo largo de su historia.
Pero centrémonos en el caso hispano, al igual que había ocurrido en los ejemplos anteriores, la primera vez que España se planteó un modelo republicano fue durante su revolución de corte liberal, La Guerra de la Independencia. La expulsión de Fernando VII del territorio nacional supuso para muchos una señal de que era necesario implantar una república que se hiciera cargo del control de España, las Cortes de Cádiz llegaron incluso a plantearlo que debía instaurarse una república tras la guerra. Finalmente, el estallido revolucionario fue únicamente teórico, puesto que el conjunto de los españoles acogió con esperanza e ilusión el regreso de "El Deseado" y el republicanismo quedó alejado de la memoria colectiva durante medio siglo. Cabe señalar que esta tentativa representa el primer ejemplo de republicanismo décimononico, para que no se diga que España nunca es pionera en nada, y sirvió como inspiración para la construcción de los ideales políticos en las revoluciones posteriores.
Tras varias décadas de silencio político los repúblicanos crecieron en número y presencia durante el reinado de Isabel II. Los problemas internos, el debate legitimista y la guerra carlista sirvieron como detonante para la aparición de movimientos antimonárquicos que se organizaron para orquestar una nueva revolución, la Gloriosa de 1868. Tras su triunfo la casa de Borbón fue expulsada de España y las Cortes buscaron un nuevo candidato regio. El puesto recayó en Amadeo de Saboya pero su reinado fue efímero y lleno de dificultades, tanto es así, que él mismo renegó de su título y regresó a Italia. El gobierno viendo que la continuación de la monarquía resultaba imposible se vio forzado a proclamar la Primera República Española.
Pero no nos engañemos, la Primera Republica fue un completo desastre. Los problemas internos derivados de la división entre los propios republicanos y la resistencia de los carlistas a renunciar a la monarquia llevó a un año de gran inestabilidad política en la que se sucedieron hasta cuatro presidentes cada uno con menos éxito y más problemas que el anterior. En apenas 11 meses se produjo el colapso, Manuel de Pavia dio un golpe de estado y el general Serrano se hizo con el control del gobierno, un sector del ejército, contrario a esta decisión organizó un nuevo pronunciamiento militar, que llevó a cabo el 29 de diciembre el general Martínez Campos. Visto el fracaso del nuevo proyecto monárquico y de la república las Cortes se vieron obligadas a solicitar a la familia Borbón su regreso al trono hispano y la restauración de la monarquía.
El rechazo a Isabel II estaba aún fresco en la mente del gobierno por lo que se llegó a un pacto con la reina, ella no regresaría a España, pero a cambio su hijo sería nombrado rey, recuperando así su antiguo patrimonio. Después de apenas seis años desde su expulsión los Borbones regresaron reinantes a España. Durante el periodo de la Restauración monárquica sobrevivieron algunos partidos republicanos, pero la organización electoral propuesta por Cánovas del Castillo y secundada por Sagasta hizo imposible que lograran una representación política suficiente como para plantear el regreso a la república. El caciquismo y el control electoral garantizaron el turno de partidos durante algo más de treinta años, hasta que el sistema entró en crisis, como ya explicamos en un post anteriormente.
A pesar de los intentos del regeneracionismo político por renovar el modelo electoral e imponer una democracia real en 1923 Miguel Primo de Rivera, contando con el apoyo de Alfonso XIII, dió un golpe de estado y estableció una dictadura. Si bien los primeros años fueron dirigidos por un directorio militar que limitó fuertemente las libertades políticas; a partir de 1925 entramos en un periodo de directorio civil algo menos duro aunque manteniendo el corte conservador. A partir de este momento Primo de Rivera comenzó a perder popularidad dentro del propio ejército, que creía que los civiles eran incapaces de mantener un gobierno estable. . En 1926 la dictadura sufrió una primera tentativa de derrocamiento, conocida como la Sanjurjada, aunque el golpe militar no tuvo éxito, primo de Rivera perdió el apoyo del rey y del ejército, por lo que se vio obligado a abandonar España en enero de 1930.
A finales de ese mismo año los republicanos se reunieron en lo que se conoce como el Pacto de San Sebastián, reunión en la que acordaron terminar con el reinado de Alfonso XIII y sentaron las bases de lo que se constituiría como el gobierno provisional de la Segunda República Española. Aprovecharon las elecciones municipales que se celebraron el 12 de abril de 1931 para llevar a cabo sus planes. La victoria de los partidos republicanos en las grandes ciudades, aunque hubieran sido derrotados en el cómputo general, fue suficiente argumento para proclamar la república e iniciar una nueva tentativa de republicanismo en España. A pesar de los esfuerzos de sus dirigentes la Segunda Republica también fracasó. Después de apenas cinco años de gobierno la victoria del Frente Popular en las elecciones generales llevó a un nuevo golpe militar, iniciado el 18 de julio de 1936 y que conduciría a tres largos años de guerra civil y, finalmente, al triunfo del frente nacional y el establecimiento de una dictadura que controló el destino de España durante casi cuarenta años.
Si bien la Segunda Republica cometió importantes errores y fue incapaz de garantizar un gobierno estable, no podemos achacarle toda la culpa al modelo republicano. La situación europea en los años 30 era particularmente complicada e inestable. La crisis económica, la inestabilidad política y los problemas derivados de la aparición de nuevas propuestas ideológicas como el fascismo y el comunismo puso en serios apuros a todos los regímenes políticos europeos. En España a estos problemas generalizados, se unía además una profunda falta de industrialización, la mayoría de la población vivía en ambientes rurales y una marcada división ideológica. La República se esforzó por llevar a España al siglo XX pero carecía de los recursos necesarios para llevar a cabo las reformas necesarias para modernizar el país. Aún así debemos reconocerle importantes méritos que quizás han quedado deslucidos por la propaganda del régimen posterior. En primer lugar, la Segunda República impuso un modelo democrático real y fue el primer sistema político en España que declaró el sufragio universal, masculino y femenino, tras un largo debate en las Cortes. Además se realizó una importante reforma laboral, debida fundamentalmente a la fuerza de los sindicatos dentro de los diferentes partidos que mejoró de manera considerable los derechos de los trabajadores, también se dieron los primeros pasos hacia la industrialización plena del país, se inició una reforma agraria que mejoraría la vida en el campo y se reconocieron algunas libertades fundamentales como la libre asociación política y sindical o la libertad de prensa.
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