viernes, 29 de abril de 2016

El Quilombo de los Palmares.

Se conoce como quilombos a los territorios en los que los esclavos negros huidos (cimarrones) formaban comunidades organizadas políticamente, durante el período de la colonización portuguesa de Brasil. El hecho de estar agrupados y organizados bajo el mandato de un líder les permitía coordinar su defensa para evitar la captura y el retorno a la esclavitud, razones por las que el más famoso de ellos, el Quilombo de los Palmares, llegó a existir durante más de un siglo, entre 1580 y 1710.
Los primeros relatos hablan de una reunión de pequeños asentamientos agrícolas en el oeste de la región de Pernambuco, que por su difícil acceso resultaba ideal para esconderse. En 1630 comenzó a crecer, cuando la zona fue invadida por los holandeses, en guerra contra Portugal. Aprovechando el caos generado por la invasión, muchos esclavos optaron por fugarse, reuniéndose con los que ya habitaban los poblados anteriores; la competición entre portugueses y holandeses por controlar Pernambuco creaba las condiciones ideales para que los esclavos fugados construyeran su propio espacio en la zona. Para cuando el conflicto con Holanda hubo terminado, ya se había consolidado en el territorio una especie de estado propio.



Aunque muchos detalles de la vida en el quilombo se desconocen, se sabe que cada población del quilombo contaba con un conjunto de líderes, los cuales a su vez escogían después un líder conjunto, que actuaba como gobernante del conjunto de los habitantes de Palmares. Estos líderes y el gobernante por ellos escogido se reunían periódicamente en la población que era la capital. Además, se sabe que había fluidas relaciones con las poblaciones indígenas de la zona, dándose también casos de convivencia.
Otro dato conocido es que en Palmares se desarrolló una articulada jerarquía, conformada gracias  los lazos matrimoniales entre diversos fundadores del quilombo y algunos llegados después, de modo que las familias aristocráticas africanas a las que muchos pertenecían se fundieron, más allá de sus origen, para conformar una  nueva élite que regía el quilombo. También contribuyó a consolidar lazos entre los habitantes el hecho de que comenzara a usarse una lengua común, favoreciendo  así el entendimiento. Estadísticamente, la mayoría de los esclavos provenía de la región de Congo-Angola, por lo que probablemente la lengua que se empleaba en el quilombo fuera bantú, mezclada con lenguas europeas con las que sus habitantes habían entrado en contacto durante sus experiencias como esclavos.
Pese a tratarse de un territorio conformado por aquellos que huían de la esclavitud, no se trataba sin embargo de una sociedad igualitaria: se otorgaban privilegios como tierras y sirvientes a quien hubiera sido noble o guerrero antes de convertirse esclavo. De hecho, algunos de los que allí vivían eran esclavos de las élites del quilombo; la esclavitud, al fin y al cabo, era también una práctica común en algunas de las zonas de África de las que muchos de ellos provenían.
En lo que se refiere a la defensa, las aldeas que conformaban el quilombo estaban fortificadas con muros de madera reforzada con piedra, y se situaban en lugares de difícil acceso, con vías de acceso plagadas de trampas. Completaban estas defensas con fosos y estacas afiladas. En cuanto al ataque, los quilombalas practicaban incursiones en las plantaciones vecinas para obtener armas y liberar esclavos, librando una guerra de guerrillas contra los plantadores y sus mercenarios (o incluso tropas regulares), cuando estos trataban de recapturar a los esclavos huidos. De hecho, Palmares fue considerado como un gran peligro por el gobierno colonial, no sólo por las pérdidas económicas que suponían las incursiones, sino porque su presencia impedía la expansión de los plantadores. Por último, pero no menos importante, en tanto existiera el quilombo se daría un permanente estado de efervescencia levantisca entre los esclavos, dado que sabían que existía un lugar al que huir.
Hacia 1670 asumió el mando del quilombo de Palmares Ganga Zumba, su líder más famoso, era hijo de un aristócrata de la región africana del Congo, donde fue esclavizado por los portugueses. En 1676 el ejército portugués atacó Palmares, matando unos doscientos quilombolas y capturando a dos hijos de Ganga Zumba, aunque no lograron tomar Macaco, la capital, en la que el líder residía. El año siguiente, dado que aún no habían podido reducir a los habitantes del quilombo, el gobernador de Pernambuco ofreció a los quilombolas reconocer la libertad de los nacidos en el quilombo, dándoles además la posesión de algunas tierras en Cacaú y la posibilidad de negociar con los habitantes de territorios vecinos; a cambio, debían someterse a la autoridad portuguesa, pasando a ser vasallos de la corona. Esta oferta dividió a los habitantes del quilombo, ya que parte de ellos desconfiaba de la autoridad portuguesa, mientras que otros valoraban la posibilidad de vivir en paz. Finalmente, una numerosa parte de los pobladores siguió a Ganga Zumba a la región de Cacaú, donde se establecieron y vivieron en libertad. En 1780 murió Ganga Zumba, y poco después algunos de los que lo habían seguido retornaron a Palmares; buena parte de los que se quedaron en Cacaú, por otro lado, fueron capturados o ajusticiados.

Pese a su trabajado sistema de defensa, el quilombo cayó finalmente bajo los ataques del ejército portugués en febrero de 1694. Su último líder, Zumbi, sobrino de Ganga Zumba, fue decapitado el 20 de noviembre 1965, un año después de la destrucción de la mayoría de centros importantes de Palmares. Su cabeza fue posteriormente suspendida de una estaca en la plaza pública de Recife, capital de Pernambuco, para desalentar a los esclavos que planearan cualquier intento de rebelión y fuga contra la autoridad de sus amos y la corona portuguesa.

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