miércoles, 6 de abril de 2016

La ciudad romana: un modelo de población

En roma, al igual que en Grecia, la ciudad y el campo formaron un todo inseparable.La ciudad tuvo un papel fundamental como control del territorio. La ciudad no solo sera el núcleo urbano, también el territorio que la circunda y sobre el que ejerce un dominio y control político y de explotación económica. El ámbito rural romano es un espacio plenamente antropizados, la mano del hombre se materializa en una continua transformación del paisajes para su aprovechamento productivo. La cultura urbana o ciudadana representa, en consecuencia, un alto nivel de complejidad  de antropizacion del paisaje.  La ciudad se dividía en las siguientes zonas: Zona natural, un  Sector “antropizados” y finalmente el Centro: urbe o  núcleo “antrópico” seria el centro neurálgico. Con un  carácter sagrado al que  se acoge la ciudadanía para sentirse protegida y ordenar, con la compañía y complacencia de los dioses, el cosmos propio.




La época romana va a representar el primer gran impacto histórico sobre el paisajes: con calzadas, puentes, canales acueductos, además de la puesta en cultivo de grandes extensiones de terreno.  Fue también un espacio habitado. En el que se dieron diversas fórmulas de poblamiento.

Por una parte el pagus: tiene una especialización económica. Su identidad se derivaría de la posesión de recursos naturales: como el pagus marmorarius, identificado por su cantera
Los elementos geográficos que marcan la actividad económica, como el pagus rivilarensis, dedicado a la producción agrícola en las zonas próximas al rio y del nombre de la ciudad a la que pertenecen o a la que entregan sus impuestos.

La arqueología del paisaje ha traído como consecuencia una visión más integral de la ciudad antigua. Tradicionalmente se entendía por ciudad el centro monumental y de habitar pero actualmente se suma un interés por los suburbios y por el territorio en general. Tanto en la poleis griega como en la civitas romana la materia prima esencial  es la ciudadanía como conjunto de ciudadanos. La ciudad consistía en la aglutinación o articulación de individuos depositarios de las cualidades propias del animal político.  El  ciudadano estaba cohesionado por fuertes nexos de índole jurídica e ideológica y conscientes de poseer una biografia comun y decididos a explotar las capacidades y virtualidades económicas y estratégicas de un determinado territorio que tiene como propio.

vosotros mismos sois la ciudad, allá donde decidáis asentaros…pues una ciudad consiste en sus hombres, o en unas murallas, ni en una naves sin hombres…”

La ciudad no era, en principio, una realidad inmueble, sino mueble, susceptible, por tanto de moverse o trasladarse. Un ejemplo expresivo, la ciudad bética de Sabora en Málaga, en tiempos de Vespasiano pidió al emperador permiso para trasladarse a otro lugar más apropiado que el situado en alto que por entonces ocupaba. El emperador dio su autorización para el traslado, con la condición que la ciudad se llamara Sabora Flavia. Los romanos privilegiaron las ciudades, desde el punto de vista monumental y jurídico. La urbe romana se configuraba como una suma de espacios profundamente ideologizados. El desarrollo y crecimiento de las ciudades vendrá determinado por la intervención del estado y por los promotores privados que se aseguraban un reconocimiento público que les permitiría su promoción personal. La ciudad es un organismo perfecto dotado de todos los servicios adecuados y que se verá como expresión máxima de una civilización ordenada, madura y prospera.

Pero ¿Qué entendemos hoy por ciudad? El conjunto de calles y edificios que la componen, dando lugar a una dicotomía entre campo y ciudad. En la antigüedad hay que diferenciar entre urbe y ciudad, tal y como la expresó en el siglo XIX Fustel de Coulanges en la “ciudad antigua”. Donde define que  la ciudad es la asociación religiosa y política de las familias, conformando la agrupación de los ciudadanos. La urbe, era el lugar de reunión, el domicilio y santuario de esa asociación, no puede ser un domicilio cualquiera, debe ser el adecuado a sus necesidades. Para cubrir estas necesidades, las sociedades urbanas se dotaron de estructuras urbanísticas apropiadas, generalmente muy complejas, con destacada presencia de elaboradas formas artísticas, que serían empleadas para trasladar los mensajes que requerían los principales protagonistas de la vida cívica. Las ciudades no deben considerarse organismos aislados sino elemenos de una estructura urbana superior: el estado. El urbanismo y la civilización urbana de Italia deben sus impulsos a los etruscos y a los griegos.

En el mundo antiguo hay dos tipos de trazados regulares:
  • De tipo hipodámico: planificación tomada del mundo griego. Retícula rectangular sin ejes axiales: Capua, Benevento y Pompeya.
  • De ejes axiales cortados en el centro: tienen importancia los dos ejes axiales: decumano máximo (E-O) y el cardo máximo (N-S) donde la zona central es la parte principal y en ella se ubica el foro. En este modelo la ciudad quedaba divida en cuatro partes: Ostia Antiqua.

El ritual de fundación se encontraba enraizado en la tradición del pueblo etrusco. Era un acto religioso. El sacerdote, augur, consultaba los presagios para comprobar que el lugar elegido era apropiado por los dioses y reunían las condiciones necesarias. En el caso de que fuera afirmativo, daba paso a un ritual en el que según la reconstrucción tradicional se realizaban las siguientes ceremonias:
  1. Inauguratio: En el punto central del espacio  seleccionado se abría fosa circular. (mundus) Se introducían ofrendas: tierra traída  de los lugares de procedencia de los fundadores. La fosa se cerraba con piedra cuadrada y por último en su entorno se colocaban los estandartes militares. un sacerdote delimitaba el perímetro de la ciudad: con un arado de bronce, como símbolo de fertilidad, tirado por yunta de bueyes blancos. La reja marcaba el surco donde se levantaba  la muralla. El arado no podía desprenderse del suelo, solo en donde fueran a ir emplazadas las puertas. Fuera de la muralla, se habilitaba un espacio sagrado (pomerium) donde no se podía construir, ni enterrar, ni dar culto a dioses extranjeros.
  2. Limitatio: un agrimensor ordenaba el plano de la ciudad según el roden astral, con calles que siguen o cruzan ortogonalmente la trayectoria del sol. Colocaba el instrumento de medición (una groma) en el punto que iba a construirse el centro del núcleo (umbilicus urbis o lucus gromae) El punto maestro desde el que se delinearan los ejes de  la futura ciudad de acuerdo a los puntos  cardinales. Se trazaba el eje este-oeste (decumanus) y posteriormente: el norte sur (cardus) Se obtiene así un templus cercado, y limitado por una muralla  y la franja del pomerium.
  3. La orientatio: en la inserción del cardo y el decumano se situaba el foro. A partir de los ejes mayores se trazaban los cardos y decumanos menores. Creándose las ínsulas o manzanas que servían de solar para los edificios privados y otras construcciones públicas.
  4. la consecratio. Sacrificio dirigido a los dioses capitolinos (junto, Júpiter y minerva) realizadas por el pontifex. Toda fundación urbana debía vincularse a un héroe fundador que era convertido en protector de la ciudad. A partir de época imperial este patrocinio fue atribuido a los  emperadores como ordenadores del mundo.

Roma fue la creadora de nuevos modelos de edificios en todos los ámbitos. Especialmente en la arquitectura pública. Surgieron la necesidad de las nuevas instituciones políticas y  sociales. Estos edificios, una vez ensayados en la metropoli o en las ciudades itálicas, se extendieron como prototipos  universalizados de arquitectura civil  a todos los lugares del imperio. Sera durante el periodo republicano cuando se fueron gestando los nuevos tipos arquitectónicos  que rápidamente se implantaron a partir de época imperial
Llama la atención que en las ciudades romanas existía una amplia ocupación del espacio intramuros de la ciudad por los espacios públicos y de representación. Lo que trae como consecuencia que haya una limitación del espacio dedicado a viviendas privadas. Se subraya así, el valor de la urbe como “domicilio” de lo público
Si te gusta nuestro trabajo compártelo en las redes sociales

No hay comentarios:

Publicar un comentario