En roma, al igual que en Grecia, la ciudad y el campo formaron un todo inseparable.La ciudad tuvo un papel fundamental como control del territorio. La ciudad no solo sera el núcleo urbano, también el territorio que la circunda y sobre el que ejerce un dominio y control político y de explotación económica. El ámbito rural romano es un espacio plenamente antropizados, la mano del hombre se materializa en una continua transformación del paisajes para su aprovechamento productivo. La cultura urbana o ciudadana representa, en consecuencia, un alto nivel de complejidad de antropizacion del paisaje. La ciudad se dividía en las siguientes zonas: Zona natural, un Sector “antropizados” y finalmente el Centro: urbe o núcleo “antrópico” seria el centro neurálgico. Con un carácter sagrado al que se acoge la ciudadanía para sentirse protegida y ordenar, con la compañía y complacencia de los dioses, el cosmos propio.
La época romana va
a representar el primer gran impacto histórico sobre el paisajes: con calzadas,
puentes, canales acueductos, además de la puesta en cultivo de grandes
extensiones de terreno. Fue también un
espacio habitado. En el que se dieron diversas fórmulas de poblamiento.
Por una parte el pagus: tiene una especialización económica.
Su identidad se derivaría de la posesión de recursos naturales: como el pagus marmorarius, identificado por su
cantera
Los elementos geográficos
que marcan la actividad económica, como el pagus
rivilarensis, dedicado a la producción agrícola en las zonas próximas al
rio y del nombre de la ciudad a la que pertenecen o a la que entregan sus
impuestos.
La arqueología del paisaje
ha traído como consecuencia una visión más integral de la ciudad antigua.
Tradicionalmente se entendía por ciudad el centro monumental y de habitar pero
actualmente se suma un interés por los suburbios y por el territorio en
general. Tanto en la poleis griega
como en la civitas romana la materia
prima esencial es la ciudadanía como
conjunto de ciudadanos. La ciudad consistía en la aglutinación o articulación
de individuos depositarios de las cualidades propias del animal político. El ciudadano
estaba cohesionado por fuertes nexos de índole jurídica e ideológica y
conscientes de poseer una biografia comun y decididos a explotar las
capacidades y virtualidades económicas y estratégicas de un determinado
territorio que tiene como propio.
“vosotros mismos sois la ciudad, allá donde decidáis
asentaros…pues una ciudad consiste en sus hombres, o en unas murallas, ni en una
naves sin hombres…”
La ciudad no era,
en principio, una realidad inmueble, sino mueble, susceptible, por tanto de
moverse o trasladarse. Un ejemplo expresivo, la ciudad bética de Sabora en Málaga,
en tiempos de Vespasiano pidió al emperador permiso para trasladarse a otro
lugar más apropiado que el situado en alto que por entonces ocupaba. El
emperador dio su autorización para el traslado, con la condición que la ciudad
se llamara Sabora Flavia. Los romanos privilegiaron las ciudades, desde el
punto de vista monumental y jurídico. La urbe romana se configuraba como una
suma de espacios profundamente ideologizados. El desarrollo y crecimiento de
las ciudades vendrá determinado por la intervención del estado y por los
promotores privados que se aseguraban un reconocimiento público que les permitiría
su promoción personal. La ciudad es un organismo perfecto dotado de todos los
servicios adecuados y que se verá como expresión máxima de una civilización
ordenada, madura y prospera.
Pero ¿Qué
entendemos hoy por ciudad? El conjunto de calles y edificios que la componen,
dando lugar a una dicotomía entre campo y ciudad. En la antigüedad hay que
diferenciar entre urbe y ciudad, tal y como la expresó en el siglo XIX Fustel
de Coulanges en la “ciudad antigua”. Donde define que la ciudad es la asociación religiosa y política
de las familias, conformando la agrupación de los ciudadanos. La urbe, era el
lugar de reunión, el domicilio y santuario de esa asociación, no puede ser un
domicilio cualquiera, debe ser el adecuado a sus necesidades. Para cubrir estas
necesidades, las sociedades urbanas se dotaron de estructuras urbanísticas
apropiadas, generalmente muy complejas, con destacada presencia de elaboradas
formas artísticas, que serían empleadas para trasladar los mensajes que requerían
los principales protagonistas de la vida cívica. Las ciudades no deben
considerarse organismos aislados sino elemenos de una estructura urbana
superior: el estado. El urbanismo y la civilización urbana de Italia deben sus
impulsos a los etruscos y a los griegos.
En el mundo antiguo
hay dos tipos de trazados regulares:
- De tipo hipodámico: planificación
tomada del mundo griego. Retícula rectangular sin ejes axiales: Capua,
Benevento y Pompeya.
- De ejes axiales cortados en el
centro: tienen importancia los dos ejes axiales: decumano máximo (E-O) y
el cardo máximo (N-S) donde la zona central es la parte principal y en
ella se ubica el foro. En este modelo la ciudad quedaba divida en cuatro
partes: Ostia Antiqua.
El ritual de fundación
se encontraba enraizado en la tradición del pueblo etrusco. Era un acto
religioso. El sacerdote, augur, consultaba los presagios para comprobar que el
lugar elegido era apropiado por los dioses y reunían las condiciones
necesarias. En el caso de que fuera afirmativo, daba paso a un ritual en el que
según la reconstrucción tradicional se realizaban las siguientes ceremonias:
- Inauguratio: En el punto central del
espacio seleccionado se abría fosa
circular. (mundus) Se
introducían ofrendas: tierra traída
de los lugares de procedencia de los fundadores. La fosa se cerraba
con piedra cuadrada y por último en su entorno se colocaban los
estandartes militares. un sacerdote delimitaba el perímetro de la ciudad:
con un arado de bronce, como símbolo de fertilidad, tirado por yunta de
bueyes blancos. La reja marcaba el surco donde se levantaba la muralla. El arado no podía
desprenderse del suelo, solo en donde fueran a ir emplazadas las puertas.
Fuera de la muralla, se habilitaba un espacio sagrado (pomerium) donde no se podía
construir, ni enterrar, ni dar culto a dioses extranjeros.
- Limitatio: un agrimensor ordenaba el
plano de la ciudad según el roden astral, con calles que siguen o cruzan
ortogonalmente la trayectoria del sol. Colocaba el instrumento de medición
(una groma) en el punto que iba a construirse el centro del núcleo (umbilicus urbis o lucus gromae) El punto maestro
desde el que se delinearan los ejes de
la futura ciudad de acuerdo a los puntos cardinales. Se trazaba el eje este-oeste
(decumanus) y posteriormente: el
norte sur (cardus) Se obtiene así
un templus cercado, y limitado por una muralla y la franja del pomerium.
- La orientatio: en la inserción del cardo y el decumano
se situaba el foro. A partir de los ejes mayores se trazaban los cardos y
decumanos menores. Creándose las ínsulas o manzanas que servían de solar
para los edificios privados y otras construcciones públicas.
- la consecratio. Sacrificio dirigido a los dioses capitolinos
(junto, Júpiter y minerva) realizadas por el pontifex. Toda fundación
urbana debía vincularse a un héroe fundador que era convertido en
protector de la ciudad. A partir de época imperial este patrocinio fue atribuido
a los emperadores como ordenadores
del mundo.
Roma fue la creadora de nuevos modelos de edificios en todos los ámbitos. Especialmente en la arquitectura pública. Surgieron la necesidad de las nuevas instituciones políticas y sociales. Estos edificios, una vez ensayados en la metropoli o en las ciudades itálicas, se extendieron como prototipos universalizados de arquitectura civil a todos los lugares del imperio. Sera durante el periodo republicano cuando se fueron gestando los nuevos tipos arquitectónicos que rápidamente se implantaron a partir de época imperial
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