lunes, 8 de junio de 2015

Comercio en el bronce Nórdico El nacimiento de la ruta del ámbar.

La adaptación al medio ha sido siempre uno de los más clásicos sistemas de supervivencia de las diversas especies que habitan la Tierra. Pero de todas las especies, existe una que superando el proceso de adaptación, procura domesticar su entorno. El hombre es esta especie, que busca el dominio de los elementos que le rodean. Uno de esos elementos, represento un reto  especialmente significativo para el ser humano, el agua, este elemento a diferencia de la tierra el ser humano no era capaz de andar sobre ella. Podía atravesarla, a nado, pero esto siempre llevaba un riesgo. Por lo tanto el hombre busco maneras que le asegurasen poder cruzar el agua con cierto índice de éxito, ya fuera agarrándose a un tronco o elaborando algún tipo de superficie que le permitiera desplazarse sobre el agua, de esta manera nacían las primeras embarcaciones .


En el norte de Europa los que en palabras de J. Briard era el “bello país del ámbar”, teniendo como centro neurálgico la península danesa. Sobre un sustrato neolítico, y con retraso respecto a la Europa de clima más templado, aparecen las primeras evidencias de  la metalurgia del cobre en escasos objetos de prestigio para, al poco tiempo, incorporarse a la dinámica europea, primero bajo la influencia de Unetice y después de los túmulos, alcanzando su apogeo a mediados del II milenio AC, convertida gracias a su riqueza agrícola y ganadera y a la explotación del ámbar, madera y sílex, en un importante foco cultural, productor de elementos metálicos de bronce, pese a la escasez de recursos mineros y gracias a su incorporación a las redes de intercambio y de redistribución.

El bronce nórdico presenta una homogeneidad cultural, debido al desarrollo de las redes de intercambio y comercio, que se extendieron hasta Rusia, el Adriático y el mediterráneo, llegando a establecer contactos con Polonia, Transilvania, Islas británicas, Chequia y Eslovaquia, Rumania, así como el resto de Europa Central

Los paneles rupestres decorados de Escandinavia son una de las fuentes más prolíficas de información sobre barcos de la edad de bronce aun cuando hasta el día de hoy no se ha encontrado ningún barco real. Pero de lo que no hay dudas es que todos comparten características, todos tienen proa y popas altas, a veces es difícil distinguirlas, algunos tienen unas prolongaciones que recuerdan a los espolones de algunas embarcaciones de la antigüedad.

Los detalles reflejan algunos aspectos económicos y sociales, da igual cual ha sido el método de construcción, estos barcos representan una inversión de recursos y tiempo. Si asumimos que el barco está construido en madera se debe añadir una inversión de conocimiento, ya que se requiere un mínimo de carpintería, y si el cascaron se recubría de pieles se debe invertir tiempo en curtirlas y tratarlas para asegurar la impermeabilidad.

Muchas de las representaciones de barcos están un poco alejadas del mar, pero si se tiene en cuenta la altura del mar en III milenio AC, muchas estarían en frente de calas u otros accidentes costeros, Es posible que los barcos se utilizaran para ir de un lugar a otro o para pesca, ya que lo accidentado de la costa noruega hace que el movimiento marítimo sea más fácil que el movimiento por tierra.

La cuestión tecnológica en relación al transporte tenía una finalidad, el transporte se hace para mantener el contacto con otras gentes, estos contactos podían responder a varias razones, algunas relacionadas con el parentesco o con las obligaciones sociales más que con necesidades económicas. Probablemente el intercambio de mercancías y materias caía en alguna de estas categorías. En el caso de los metales, primo una necesidad económica.

Escandinavia y el norte de Alemania ya habían desarrollado en el III milenio AC formas estables de producción de alimentos, documentadas a partir del cultivo con arado y que se alargan hasta el II milenio AC, la existencia de abundantes grabados en roca de esta herramienta así como las huellas de surco bajo muchos túmulos dan prueba del uso de ese útil.

La producción metálica se vería retrasada debido a que los recursos mineros de la zona son escasos y los que hay requieren de una técnica de fundición más compleja que en el resto de Europa, por lo en la zona se tuvo que buscar materiales que sustituyeran al bronce o se tendría que crear una red de comercio para la obtención de objetos de bronce o elementos para su elaboración.

Por el contrario, el sílex escandinavo es de excelente calidad y no dejo de constituir una de las principales materias primas. En el sur de Escandinavia en los asentamientos los restos de sílex igualan a los restos de cerámica a lo largo del II milenio a.C., siendo estas piezas líticas de actividades relacionadas con los útiles de trabajo.

La producción de objetos metálicos se iniciaría en el inicio del II milenio a.C., según Hachmann con una fuerte influencia de los pueblos del Danubio medio, y más tarde de los grupos de los túmulos de Europa Central. Pero pronto se comenzó la elaboración de modelos propios, de gran originalidad que se distribuyeron con prontitud por un amplio territorio. Los depósitos de objetos de bronce en zonas pantanosas demuestran la importancia de este tráfico.


La riqueza  en materiales metálicos parece tener cierta relación con la capacidad de producción agrícola y ganadera de las diversas regiones nórdicas, ya que los excedentes fueron los que permitieron la adquisición de materia prima para la industria metalúrgica local. La prosperidad de las actividades agrícolas y ganaderas permitió un elevado nivel de vida y la aparición de jefaturas en las que se concentraban prestigio, poder y riqueza. Resultan abundantes las tumbas de carácter principesco e indican una jerarquización social semejante a la del resto de las sociedades europeas del II milenio. La abundancia de armas entre los útiles metálicos, frecuentemente con prototipos propios muy originales, así como las obras defensivas de los poblados, indican la presencia de una casta de guerreros en las que se apoyaba el poder.

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