lunes, 22 de junio de 2015

La colonización de la península Ibérica (IV): La faceta comercial fenicia

Como vimos anteriormente, la presión asiria provoco que las comunidades fenicias buscaran la manera de satisfacer las cada vez mayores  exigencias del creciente imperio. La solución, como vimos, vino de la recuperación de los circuitos comerciales que se habían visto dañados por la aparición de los llamados pueblos del mar. Pero la necesidad de conseguir una mayor rapidez en la conclusión de los circuitos hizo que se buscaran nuevas formas de navegación, que permitieran un mayor recorrido en menos tiempo.


Barco Fenicio
Extraido de: http://www.jmlucero.com/wp-content/uploads/2012/07/BARCO_FENICIO_1.jpg



Para explicar la expansión fenicia, no solo hay que aludir a las presiones  económicas, sino también a un creciente interés de la realeza por aumentar su economía personal, así como de los círculos aristocráticos que exigían que las ciudades volvieran a ser los centros de comercio internacional que habían sido en tiempos pasados.

Estas acciones implicaban tomar una serie de decisiones, siendo primordial establecer los mecanismos necesarios para que parte de los beneficios generados se destinaran a financiar la expansión comercial. Una expansión que requería de los siguientes presupuestos: La construcción de una flota de guerra que permitiera establecer rutas seguras. Por otra parte se buscaría estimular el desarrollo de unas naves capaces de recorrer, en condiciones de cierta seguridad, grandes distancias para alcanzar con mayor rapidez aquellos puntos de consideración prioritaria.

De esta forma vemos, como los fenicios son capaces de desarrollar, en el siglo X a.C., una capacidad técnica tal que les permitan fletar poderosas naves de guerra y naves mercantes de gran capacidad. Lo que les permitió aunar en sus rutas, cantidad, eficacia y rapidez. Haciendo subir muchos puntos la economía de las ciudades Fenicias.

Además del aspecto técnico, también era necesario disponer de la capacidad financiera suficiente, tanto para poder construir y armar esos barcos, como para poder cargarlos con productos atractivos en los territorios que iban a visitar. Esta capacidad financiera vendría dada por la tesaurización emprendida siglos atrás por los diversos reyes de las ciudades fenicias y sus círculos familiares. A pesar de este impulso al comercio, las ciudades seguían siendo centros dedicados a la artesanía.

Por otra parte, hace falta un último factor a tener en cuenta. Las naves fenicias no se conducen, cargan y comercian solas, requieren de un personal. De forma que hacían falta tripulaciones, de personas que pudieran ser destacadas de forma permanente o temporal en las diversas escalas de la ruta, que resultarían necesarias para poder poner en marcha la red comercial necesaria; y además sería necesario disponer de grupos numerosos de individuos que estuviesen dispuestos a trasladarse de forma definitiva  a los nuevos entornos para poder así reproducir todas las formas de vida correspondientes a una ciudad sirviendo además de representantes permanentes de los intereses de la ciudad de origen y de los que ellos mismos generasen.

Esto último nos permite abordar una serie de cuestiones más importantes para poder explicar la expansión ultramarina fenicia, su carácter.  Podemos asumir que la expansión fenicia tenía un primordial carácter comercial, aunque las carencias alimenticias pudieron darle también un carácter agrícola. Pero esto puede deberse más al hecho de que se le da excesivo protagonismo a la ciudad de Tiro como si esta fuese la única ciudad fenicia. Aun asi el objetivo de los comerciantes fenicios era claro, la obtención de materias primas, especialmente metales, en áreas cada vez más alejadas de los núcleos de origen.


Los procesos de búsqueda de materias primas serian, en cierto modo, sencillos.  Consistirían  en la realización de navegaciones durante un periodo de mayor menor longitud, siendo los tripulantes del barco los encargados de todas las tareas necesarias, desde las relacionadas con el gobierno y mantenimiento de la nave, hasta las propias transacciones comerciales.  

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