En la actualidad, tendemos a concebir a la península ibérica como una unidad de la realidad europea ¿pero esto fue realmente así? Como vimos anteriormente, la península ibérica fue en su momento un territorio misterioso y peligroso por el desconocimiento de la misma. Pero esto no evito la colonización de la misma. Independientemente del desarrollo de las diversas culturas existentes en la Península Ibérica hubiesen llevado durante las etapas previas, la presencia de gentes del oriente Mediterráneo, que buscaban establecer colonias rentables económicamente, provocaron unos cambios tan radicales en el panorama cultural del territorio Peninsular. ¿Pero cómo afecto la llegada de estos nuevos habitantes a los ya establecidos en la península? ¿Fue realmente un impacto la presencia de nuevas gentes para las poblaciones peninsulares?
Hay que tener en cuenta, que los
habitantes de la península durante el primer milenio a.C. no se quedaron de
manos cruzadas en una actitud pasiva viendo como la realidad que habían creado
quedaba desdibujada por la presencia de unos visitantes, con creencias y
actitudes distintas a las que estaban acostumbradas.
Lo que sucedió durante los
primeros siglos de contactos con las fuerzas coloniales mediterráneas, fue una sucesión
de experimentos culturales que acabó desembocando en una serie de culturas de férrea
personalidad. Dando lugar a procesos de asimilación y conflicto que acabarían derivando
en procesos de hibridación de los diversos grupos culturales, peninsulares y
extrapeninsulares.
Esta interacción no es algo
puntual, sino que se va desarrollando durante siglos, y en ellos las diversas
sociedades humanas se ven sometidas a diferentes tensiones y condicionantes que
hacen de las relaciones entre los grupos algo impredecible. Un ejemplo claro lo
tendríamos en las diferentes formas de relacionarse que tuvo la República de
Roma con los pueblos celtiberos, usando algunos como aliados y otros catalogándolos
de enemigos. Viendo que las formas de relación, los protagonistas son
esencialmente los mismos, por un lado
Roma y por el otro las entidades celtibéricas, pero con resultados muy
diferentes. Pero esto sería una cuestión más tardía, pero que nos serviría como
ejemplo ilustrador.
Por lo tanto vemos como esto, que
no es algo puntual, se va adaptando a las diversas condiciones que se van
encontrando y a los nuevos retos que el mundo indígena, que está viéndose transformado
por los mentados procesos de hibridación y relegándose a un papel subalterno
dentro de la perspectiva de los colonizadores y colonialistas.
De esta manera, la dinámica de
las sociedades coloniales, que se ven
afectadas no solo por los avatares locales de los diferentes establecimientos,
sino que también inserta una perspectiva panmediterranea; que propiciara
respuestas que poco tendrá con la realidad implantada en la Península ibérica. Además,
que acabarán teniendo una repercusión bien marcada en nuestra historia. Haciendo a las poblaciones deudoras de unos intereses generados en otras tierras pero
que por influencia acabarán repercutiendo de forma irremediable en las
poblaciones locales. Esto se vera de forma clara cuando Cartago, uno de los
centros más importantes surgidos de la expansión fenicia, asuma un papel
imperialista que acabará afectando al total de la población peninsular, sea de
origen fenicio o no.
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