“¡Oh, mujeres! ¡Mujeres! ¿Cuando dejaréis de estar ciegas? ¿Qué ventajas habéis obtenido de la revolución?” Olympe de Gouges, Declaración de los derechos de la mujer y la ciudadana.
Para concluir nuestro mes dedicado a los orígenes de la lucha
femenina he decidido hacer un post un poco diferente a lo que os
tengo acostumbrados. En esta ocasión lo importante serán las
imágenes no las palabras, que espero que hablen por sí solas.
Después de seis post protagonizados por mujeres ha llegado el turno
de observar la reacción de la sociedad ante el auge de la lucha de
género y para ilustrar sus planteamientos he decidido recopilar una
serie de imágenes propagandísticas utilizadas durante la época de
la revolución francesa y durante los momentos de auge de la
reivindicación sufragista como ejemplos de las armas que se
utilizaban desde la opinión pública para desprestigiar y denigrar a
las mujeres que luchaban por la igualdad y por obtener los mismos
derechos que los hombres.
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"El feminismo alienta a las mujeres a dejar a sus maridos, matar a sus hijos, practicar la brujería, destruir el capitalismo y convertirse en lesbianas" Pat Roberston |
En primer lugar, y sin tener un carácter revolucionario, es digno
de observar el trato vejatorio que se utilizaba contra la reina María
Antonieta en un intento de desprestigiarla como mujer y como símbolo
monárquico. Los revolucionarios franceses eligieron la temática
erótica y denigrante para ilustrar el papel fundamental de la reina
en el devenir histórico, la reproducción. En otras imágenes se la
tildaba de adúltera y de lesbiana con la intención de desprestigiar
tanto a su descendencia, al insinuar que pudiera ser ilegítima, como
a su propia feminidad, puesto que la homosexualidad era condenada
moral y públicamente, especialmente la femenina.
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Maria Antonieta como adúltera |
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María Antonieta como lesbiana |
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María Antonieta como mujer lasciva |
Otro de los ejemplos utilizados por la propaganda antifemenina
revolucionaria fue Charlotte Corday. Su papel en la muerte de Marat
la convirtió en un blanco fácil para la crítica al colectivo
femenino, puesto que sirvió de ejemplo de la inestabilidad,
emotividad y falta de juicio de las mujeres. Era representada como un
ser sin moral y sin capacidad de raciocinio que había actuado por
capricho, sin una justificación lógica. Mientras que para unos era
la imagen de la debilidad y la maldad femenina, para otros se
convirtió en un símbolo de la revolución.
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Charlotte Corday como asesina de Marat |
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Charlotte Corday como "Martir de la igualdad" |
Si damos un pequeño salto en el tiempo nos encontramos con una
clase distinta de propaganda, ya no tan personalizada, la propaganda
antisufragista. En este caso el objeto de atención y burla era el
colectivo femenino en su conjunto, como género. Se aprovecharon de
los estereotipos de comportamiento y se aprovecharon de la
sensibilidad maternal y de la tradición para condenar a las
sufragistas al ostracismo como destructoras de los valores
familiares, el matrimonio y la virilidad masculina. Otra de las
críticas extendidas y bastante comunes era acusar a las sufragistas
de ser solteronas aburridas que renegaban de la vida civil porque no
habían logrado formar una familia. También se las criticaba por su aspecto, se consideraba que estaban amargadas porque carecían de la belleza esperable en una mujer y que eso las hacía estar amargadas y en contra del orden social. Este tipo de propaganda se
extendió por Europa y Estados Unidos durante la segunda mitad del
siglo XIX y el primer tercio del siglo XX hasta la progresiva
implantación del sufragio femenino en los países occidentales.
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El lugar de la mujer es el hogar |
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Las mujeres se hacen sufragistas porque son feas
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Nadie me quiere, así que me haré suffragette |
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Suffragettes que nunca han sido besadas |
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No salve mi país para esto |
Pero las más perjudicadas y perseguidas fueron sin duda las
sufragistas británicas, de las que hable en
mi último post. Su
acción directa y su desobediencia civil las convirtieron en el
blanco de la crítica popular y en el símbolo de la destrucción de
los valores tradicionales para la opinión pública. Desde la
implantación de su sobrenombre
“suffragette” como burla de su
reivindicación y como diferenciación de las defensoras de obtener
el voto femenino a través de la vía pacífica, conocidas como
sufragistas. Uno de los grandes iconos de esta campaña de
desprestigio fue Emmeline Pankhurst, cabecilla junto con sus hijas.
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Odio a los hombres como venganza por su desprecio |
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Abandono familiar
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Lo que debería hacerse con las sufragistas |
En definitiva, la propaganda fue una de las armas más importantes
utilizadas por el conjunto de las sociedad que rechazaba la idea de
que debiera existir una igualdad entre hombres y mujeres. Ya fuera
por razones políticas, religiosas o en defensa de la tradición gran
parte de la sociedad renegaba y condenaba la acción de estas
mujeres, puesto que consideraba que el voto femenino no era ni
necesario, ni lógico, puesto que las mujeres carecían de la
capacidad intelectual suficiente como para tomar decisiones
políticas. Resulta paradójico que en nuestros días el mensaje
sexista sea dominante en los medios de comunicación y especialmente
en la publicidad. Los anuncios dedicados a los productos domésticos,
el cuidado de los niños y la belleza suelen estar protagonizados por
mujeres. Mujeres que transmiten un canon concreto de comportamiento y
aspecto.
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