viernes, 19 de febrero de 2016

El regeneracionismo político: un modelo secular.




En los últimos meses nos hemos encontrado con un término que los políticos de nuestro país repiten una y otra vez con la intención de romper con el clásico modelo bipartidista, regeneracionismo. Pero España ya tuvo una época de “regeneracionismo político” a principios del siglo XX, un modelo político que buscaba luchar contra el bipartidismo de conservadores y liberales y que proponía una nueva forma de hacer política. Curiosamente el fin de este regeneracionismo político implicó el establecimiento de un régimen totalitario, la dictadura de Miguel Primo de Rivera.


Cómo estaba ocurriendo en el resto de países europeos, e incluso en norteamérica, los modelos políticos liberales sufrieron una fuerte crisis a principios del siglo XX. En Inglaterra el binomio entre torys y whigs se rompió con la aparición de lo que se llamó “la tercera vía”, el partido laborista, fundado en 1900. Algo similar ocurrió en el resto de Europa con la irrupción de los partidos socialdemócratas que proponían nuevas soluciones para los problemas del liberalismo, alejados del ya de los partidos conservadores e inspirados por los movimientos reformistas marxistas.


En España el reinado de Alfonso XIII se convirtió en un periodo especialmente complejo, tanto para la monarquía como para los dos partidos tradicionales. El sistema del turno que tanto había defendido Cánovas del Castillo era cada vez más corrupto. Los caciques organizaban las elecciones a su antojo y aprovechaban los vacios electorales para su propio beneficio. Se estableció así una red clientelar entre los jefes políticos locales, los gobernadores civiles, los alcaldes y los representantes de ambos partidos políticos a través de la cuál unos y otros intercambiaban favores para asegurar el turno político. A principios del siglo XX el auge de la lucha sindical y la aparición de nuevas organizaciones de trabajadores complicó la labor del Ministerio de la Gobernación, encargado de organizar las elecciones, que era incapaz de garantizar los resultados deseados. Por su parte los líderes locales aumentaron sus atribuciones lo que les permitió ganar fuerza en sus negociaciones con las máximas autoridades del partido.


La muerte de Canovas y Sagasta, los dos grandes representantes del bipartidismo hispano, marco el declive de ambos partidos que fueron incapaces de controlar a sus representantes provinciales. Por su parte, el rey decide intervenir en los asuntos de gobierno y adquiere mayor relevancia en la toma de decisiones, llegando incluso a nombrar personalmente a determinadas autoridades. La crisis del partido liberal y conservador y el intervencionismo regio generaran una ola de rechazo al modelo político y el auge de nuevos partidos, republicanos y nacionalistas fundamentalmente. No olvidemos que el Partido socialista apareció en España en 1879, convirtiéndose en el segundo partido europeo de estas características. Mientras que la CNT apareció en 1910 como nueva organización sindical al margen de la UGT. Estos nuevos partidos y asociaciones de trabajadores se impondrán en el gobierno de muchas ciudades. En las zonas rurales se procurará limitar el fraude electoral y la victoria de los tradicionales caciques y se multiplicaron las denuncias por corrupción electoral.

A pesar de estos cambios el bipartidismo de la Restauración se mantuvo en el poder del gobierno central hasta 1923 cuando el proceso de deslegitimación del modelo político llegue a su auge y surja lo que se conoce con el término de regeneracionismo, una corriente surgida durante la Guerra de Cuba debida a la sensación de caos absoluto y pesimismo generalizado provocado por el Desastre del 98. Esta crisis nacional dio lugar a una ola de llamadas a la regeneración, un cambio en las bases estatales y constitucionales que habían regido la España de la Restauración. El mayor representante de esta corriente será Joaquín Costa que publicó una serie de escritos en los que presentó diversas propuestas para la transformación del país unidas a importantes esloganes como “España lo que necesita es escuela y despensa” o “Lo que España necesita es un cirujano de hierro”. Una serie de frases emblemáticas que se mantuvieron en el imaginario político hasta la Guerra Civil.

Los políticos, inspirados por esta corriente regeneracionista, consideran que es su deber liderar ese cambio estructural por lo que elegirán nuevos líderes enfocados hacia la construcción de una nueva política. En el partido conservador el elegido será Antonio Maura que propondrá una transformación interna del estado. Su proyecto electoral se basaba en la creencia de que el electorado español era débil y poco dado a la intervención política. Su principal reforma se basaba en la limpieza institucional y la necesidad de depurar el modelo electoral para evitar la revolución. A pesar de ganar las elecciones Maura se enfrentará a una legislatura difícil en la que republicanos y carlistas obtuvieron un gran número de escaños lo que le llevó a ignorar su proyecto anterior y crear un congreso a su medida que le permitiera realizar las reformas que tenia en mente. Una ley de administración local, una reforma electoral y una serie de reformas sociales encaminadas hacia la mutua colaboración entre obreros y patronos.

Por su parte el partido liberal eligió a Canalejas como líder. Su principal preocupación será convertir al Estado en el principal baluarte de una sociedad igualitaria, para ello se debía reducir el intervencionismo eclesiástico y garantizar una educación igualitaria y afianzar una serie de derechos sociales y económicos que redujesen la desigualdad estructural. Su plan incluía además una reforma electoral que aumentara la capacidad negociadora de los sindicatos y los trabajadores frente a las históricas ventajas de los patronos. Una reforma agraria que aumentara la autonomía de los jornaleros y los pequeños propietarios. Su proyecto de reformas se verá frustrado por su asesinato a manos de un anarquista lo que llevó a un fuerte debilitamiento del partido. Por su parte Maura fue derrotado en las elecciones de 1912 y el rey decidió hacer uso de su potestad como jefe del Estado y elegir como presidente del gobierno a Eduardo Dato, obligando a Maura a renunciar al liderazgo de su partido.

Los gobiernos corruptos se mantuvieron durante los años siguientes hasta que en 1923 el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado que acabó con la monarquía borbónica y estableció un directorio militar.


Quizás pueda resultar anécdotico, pero son muchos los paralelismos que podemos encontrar entre este regeneracionismo de los primeros años del siglo XX y la nueva ola de regeneracionismo político que ocupa actualmente nuestra vida diaria. Una gran crisis económica y política como la del 98 provocó una serie de reformas ideológicas e institucionales que pusieron en tela de juicio la restauración monárquica y el sistema de partidos. Mientras que una crisis económica como la de 2008 ha generado en nuestro país el auge de nuevos partidos que plantean la necesidad de reformar el modelo político, e incluso el modelo de Estado, instaurado durante la Transición, curiosamente un momento de restauración monárquica. La aparición de estos nuevos partidos se ha debido al aumento de la reivindicación de la sociedad por intervenir en los asuntos políticos, especialmente tras el escándalo generado por los diversos casos de corrupción y fraude cometidos por parte de las autoridades políticas locales. 

Es posible que W. Churchill estuviera acertado al afirmar: 
Me gustaría vivir eternamente, para ver cómo en cien años las personas comenten los mismos errores que yo”.

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