viernes, 12 de febrero de 2016

El fin de los Plantagenet y el inicio de la Guerra de las Dos Rosas

La Guerra de las Dos Rosas es un conflicto muy complejo, que plantea quebraderos de cabeza hasta a los historiadores más avezados, por ello, en este artículo haré un repaso a los antecedentes que dieron origen a una guerra civil que supuso el fin de la Inglaterra medieval y el inició del Renacimiento. La Guerra de las Dos Rosas implicó el fin de la Dinastía Platagenet y la aniquilación total de sus dos ramas secundarias, los Lancaster y los York. Este conflicto marcará el destino de Inglaterra durante los siglos posteriores y será un constante recordatorio de las complicaciones que pueden desarrollarse en un reino cuando la estabilidad y la descendencia no están garantizadas. Inglaterra aprendió una dura lección con la guerra, aunque el destino no fue favorable a la nueva dinastía, los Tudor, que durante su siglo de gobierno sufrieron con dureza las consecuencias de no garantizar la sucesión al trono. No en vano este periodo inspiró varias obras del famoso dramaturgo inglés, Eduardo III, su Ricardo II, las dos partes del Enrique IV, el Enrique V y las tres partes del Enrique VI.

Pongámonos en antecedentes familiares, la dinastía Plantagenet había ascendido al trono inglés en 1154 de la mano de Enrique II, su matrimonio con Leonor de Aquitania le otorgó el control de la mitad del territorio francés. Sucedido por sus hijos Ricardo Corazón de León y Juan sin Tierra la dinastía Plantagenet sufrió altibajos durante los dos siglos siguientes. Los verdaderos problemas comenzarán en 1377 tras la muerte de Eduardo III. Su descendencia será la responsable de iniciar la mayor guerra civil de la historia inglesa. Para entender las motivaciones y los argumentos legitimistas que se esgrimieron durante la guerra es necesario conocer a la descendencia del rey. Eduardo III tuvo catorce hijos con su esposa Felipa de Henao, de los cuales 8 eran varones. Eduardo, conocido como el Príncipe Negro y heredero al trono de su padre murió un año antes, en 1376 dejando un hijo menor de edad, el futuro Ricardo II. Guillermo, muerto en la infancia. Leonel de Amberes, muerto en 1368. Juan de Gante, duque de Lancaster entre cuyos hijos encontramos al futuro Enrique IV. Edmundo de Langley, duque de Cambridge y de York. Tomás y Guillermo, muertos en la infancia. Y Tomás de Woodstock, conde de Buckingham y Gloucester.

Como parece evidente a la muerte de Eduardo III ascendió al trono su nito Ricardo II, hijo del Príncipe Negro, siendo aún menor de edad. Las minorías son siempre especialmente complicadas en los reinos medievales, pero si sumamos a la inestabilidad propia de una minoría el hecho de que el rey tenía hijos varones vivos y mayores de edad que podían aspirar al trono la cosa se complica aún más. El reinado de Ricardo II fue un cúmulo de despropósitos, la juventud del monarca, las amenazas internas y externas, los problemas derivados de la guerra de los Cien Años hicieron de su reinado un momento de especial dificultad para el reino que acabó con su derrocamiento en 1399. Su primo Enrique, hijo de Juan de Gante, invadió Inglaterra y encarceló al monarca y se alzó con el trono.

El reinado de Enrique IV estuvo plagado de irregularidades, en primer lugar su ascenso al trono fue puesto en tela de juicio puesto que no era el sucesor legítimo de Ricardo II, su primo segundo, Edmundo de Mortimer, era descendiente por vía femenina de Leonel de Amberes, segundo hijo de Eduardo III y, por tanto, heredero al trono. Enrique alegó que Edmundo era descendiente por línea femenina y que, por tanto, sus derechos eran menores. Sin embargo, para los historiadores esta idea no queda del todo clara, puesto que Inglaterra carecía de Ley Sálica y Felipa, su abuela, era la única heredera de Leonel de Amberes lo que la legitimaba plenamente junto a su descendencia. Su reinado estuvo marcado por la tensión interna, pero logró mantenerse en el trono hasta su muerte. Su sucesor fue Enrique V, su hijo, coronado en 1413.

El reinado de Enrique V estuvo especialmente versado hacia la política exterior, su principal preocupación será reafirmar sus derechos sobre Francia y reforzar el enfrentamiento en una guerra que había desgastado ambos reinos durante los últimos 80 años y cuya solución no parecía cercana. Su implicación en la Guerra de los Cien años le llevó a la gran victoria de Inglaterra en el conflicto. Tras la batalla de Agincourt el monarca inglés se impondrá sobre los franceses y reforzará aún más su posición al contraer matrimonio con Catalina de Valois y obtener además el reconocimiento como heredero al trono francés por parte del mismísimo Carlos VI a través del Tratado de Troyes en 1420. Pero la paz en Francia no duró demasiado y en 1422 el rey, enfermo y debilitado muere de disentería.

Su hijo, Enrique VI, se convertirá en rey con apenas nueve meses de edad y asumirá además el trono francés, durante un breve periodo de tiempo hasta la victoria de la Juana de Arco. La intervención de la Dama de Orleans llevará a los ingleses a perder todas sus posesiones en Francia a excepción de Calais, que se conservará hasta el reinado de María Tudor. La Guerra de los Cien Años había asolado Inglaterra y Francia desde 1337 y no la paz no se firmará hasta 1453. Es importante tener en cuenta el desgaste que supuso un conflicto secular como el que había enfrentado a ambas potencias europeas para entender el agotamiento y la debilidad de Inglaterra en los años siguientes, una debilidad que será aprovechada por los enemigos del monarca y que culminará con el comienzo de una larga guerra civil.

En 1455 el monarca será acusado de enajenación y alejado del trono. Dará comienzo así la Guerra de las Dos Rosas entre los Lancaster, descendientes de Juan de Gante y los York, descendientes de Edmundo de York, ambos hijos de Eduardo III. El conflicto se extenderá durante más de treinta años hasta la aniquilación de ambas familias y el ascenso de Enrique VII, heredero de consenso y fundador de la dinastía Tudor.

Espero que este breve resumen sirva para situar a los personajes antes de adentrarnos en la guerra en sí misma en el próximo post.


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