miércoles, 24 de febrero de 2016

Exposición y genero: la visualización de la mujer en los Museos de Arqueologia

En el marco de la museología y el género lo museos son valorados como espacios de valores históricos y de comunicación social, y por lo tanto son un medio útil para hacer visibles a las mujeres, hay que ver los museos de arqueología como elementos que permiten el desarrollo de narraciones  y discursos integrados. Es necesario definir el concepto de género y el avance de esta visión como categoría de análisis actual en las ciencias sociales. Su adscripción  a la corriente teórica que considera el género como una categoría cultural construida sobre unos elementos de diferenciación biológica  y aplicada por distintas sociedades en distintas épocas, queda marcada desde el principio. La aparición del género como perspectiva  en las ciencias sociales  está íntimamente relacionada con la preocupación de feminismo de la década de los años setenta y ochenta del siglo XX por introducir a las mujeres como sujetos activos de la historia. Así el desarrollo  de la arqueología de género en Europa ha sido muy heterogéneo, con zonas de una amplia tradición, casos como Inglaterra o Suiza, o en diversos países del continente europeo, por el contrario,  se ha ido incorporando de forma lenta y desigual. Concretamente, en España, en los últimos años, la perspectiva del género ha experimentado un importante desarrollo, tanto en el campo docente como investigador, haciendo aparición en las universidades con la incorporación de materias, desarrolladas a partir de esta perspectiva, en sus planes de estudios. Esto es significativo como fruto del mayor peso que la sociedad está otorgando a los estudios de género. De la misma forma, internet ha abierto muchas posibilidades y ha facilitado el trabajo en red a través de distintas asociaciones y redes de trabajo.



En cualquier caso, desde una visión contemporánea de la historia y la arqueología, se puede considerar que es necesario incluir la visión del género como una categoría de análisis de las relaciones sociales de cualquier cultura, a pesar de la dificultad que puede llegar a representar su aplicación. Existen diferentes campos de interés para el desarrollo  de la arqueología de género; en el mundo de las culturas mediterráneas protohistóricas, los contextos donde más se ha podido explotar esta temática son especialmente los funerarios o religiosos, así como las actividades de mantenimiento vinculadas a los espacios de hábitat y la vida cotidiana.

En el marco jurídico se pueden citar diferentes leyes que, o bien reconocen la perspectiva de género como categoría transversal en la investigación y la tecnología, y la puesta en marcha de unidades y planes de igualdad en distintas administraciones públicas (ley 14/2011). Algunas leyes autonómicas, como la ley 8/2007 de Museos y Colecciones Museográficas de Andalucía, reconoce la igualdad de género en las instituciones culturales. En el ámbito del Ministerio de Cultura y sus museos estatales, cuyas iniciativas apuestan por esa investigación del género a través de distintos convenios de colaboración  para el estudio.  En los museos estatales,  un gran porcentaje del personal de los diversos museos estatales es de género femenino, tendencia que también se deja ver en las visitas. Estos avances y la mayor presencia femenina en los círculos científicos, académicos y museológicos conducen a que en el museo y su exposición se abra naturalmente a nuevos valores de significación social.
Si nos concentramos en las instituciones museísticas, los museos arqueológicos han experimentado un avance destacable. Dentro del panorama de museos estatales de la última década podemos destacar diversos museos, como el museo de Altamira, el Museo de Albacete, Museo Arqueológico de Asturias, etc. A estas actuaciones debemos añadir otras propuestas impulsadas por distintas administraciones locales en los últimos diez años. Otros museos marcan diversos planteamientos conceptuales y distintas propuestas y estilos, de forma más tecnológica, sensorial, equilibrada o neutra. A pesar de esto, la renovación de las infraestructuras no tiende a coincidir con la renovación de los discursos en la exposición.

El discurso, y el relato museístico, sobre las sociedades del pasado resultan, a menudo, incompletas, parciales o claramente androcéntricos. Estos discursos  y sus imágenes se han usado históricamente como argumentos legitimadores de situaciones de discriminación o de desvalorización de las mujeres. Por ello, los museos, pueden brindar oportunidades a la integración y la normalización y contribuir de manera efectiva a la igualdad.

Distintos proyectos de investigación han demostrado que el uso del lenguaje no es algo que se deje al azar. La expresión y uso de la palabra no es algo inocente. Se ha demostrado que aunque se ha vinculado el término humanidad con término hombre, estos no son sinónimos. De forma que así se visualiza un sesgo sexista en nuestra lengua cotidiana y común, muchas veces usado de forma inconsciente. De esta forma es necesario avanzar para hacer visibles a las mujeres en los discursos expositivos de nuestros museos, intentando desviarnos del lenguaje sexista, evitando así el lanzar un mensaje androcéntrico.

En el caso concreto de los grafismos de las exposiciones, la situación suele darse similar. Muchas veces, las “instrucciones arqueológicas” sobre la flora, la fauna, el paisaje, las estructuras domésticas y urbanas, etc. Suelen ser muy precisas. Y sin embargo apenas se aportan indicaciones sobre que personas y de qué edad se representan; haciendo qué clase de labores; en que actitudes o con que gestos. Además, no se deja claro cómo deben aparecer, si como elementos protagonistas o elementos  secundarios. Claro ejemplo lo encontraríamos en los clásicos esquemas de la evolución humana, en la que solo se ve la evolución del hombre masculino, recalcando una vez más la vinculación de humanidad con hombre masculino, que deja en un incómodo silencio a la presencia femenina en la misma evolución, como si esta no hubiera evolucionado. Aunque parece ser que la situación se está revertiendo, apareciendo ya museos, cada vez más, en los cuales dan una visión dual de la evolución, pero de una forma desequilibrada. Que no se puede ignorar que las representaciones históricas soportan el peso de la antigüedad y de la ciencia arqueológica. Y que  su importancia es vital, ya que esto es lo que cala en el público y son estos los valores que se trasmiten, recalando especialmente en niños y niñas. Aunque estas representaciones no constituyen la norma, ya que en la mayoría de los museos se sigue manteniendo el discurso de la mujer con una disposición secundaria, en espacios interiores, realizando tareas poco valoradas en la actualidad y relacionas únicamente con la crianza y el procesado de los alimentos. Pero como se ha mencionado poco a poco, esta visión va desapareciendo y van apareciendo otras representaciones en las que ya no solo las mujeres, sino otros sujetos sociales hacen aparición, siendo participes de la actividad principal como mecanismos imprescindibles para su desarrollo. Estas revisiones están afectando también a la propia categorización de la cultura material. En la exposición permanente de los museos arqueológicos se suele incluir en los últimos años módulos temáticos sobre el método de trabajo de los profesionales de la arqueológica, haciendo visible la participación activa de la mujer.

En las imágenes de las mujeres representadas en tres dimensiones correspondientes a pasados remotos están cada vez más presentes en los museos como elemento divulgador de la ciencia.

Complementariamente a los discursos de la exposición y su museografía, es necesario plantar estrategias educativas que revisen estos estudios de género en los museos. En este sentido son esenciales las ideas previas que se traban en los centros educativos, y para ello es necesario la creación de talleres o grupos de trabajo sobre la representación de los roles de género y la revisión de piezas, conjuntos de colecciones o temas específicos de la exposición. Así la educación en los museos puede convertirse en un agente de transformación social y la revisión de los discursos desde una perspectiva integradora puede contribuir de una manera concreta y real al paulatino cambio social.
En paralelo al proceso de democratización de la cultura, el enfoque de género en el ámbito de la museología se configura como una herramienta esencial para asegurar la igualdad entre hombres y mujeres al actuar el museo como centro de trasmisión de la memoria de una comunidad y por lo tanto de construcción de su cultura. En esta línea hay todo un camino por recorrer y muchos retos pendientes. En el ámbito público se ofrecen una multitud de posibilidades de sensibilización e interacción. En el caso de los museos de arqueología se fomentan una serie de valores sociales ya que la propia arqueología  hace ver la historia desde una perspectiva amplia y promociona la solidaridad humana al ocuparse de los restos a través de fuentes directas. Permite, además, proporcionar evidencias sobre identidades e inquietudes básicas de los seres humanos, permitiendo conectar con otros intereses y materias, fomentar el respeto sobre el valor colectivo del patrimonio, y despertar la conciencia social frente a las diversas fobias y desigualdades, dando en su lugar una racha de aire en favor de la convivencia y la igualdad. Concretamente en el campo del género, las grandes metas planteadas, son desterrar esos mensajes tradicionales que asimilan a los hombres con las tareas principales y a las mujeres con una actitud pasiva; explicar y expresar que la división del trabajo indica diferencia y no preeminencia o jerarquización en las tareas que han de realizarse en cada grupo. En conclusión, alejarse del discurso de la invisibilidad, inferioridad o escasas función social de las mujeres. El objetivo sería desterrar los sesgos androcéntricos presentes en los museos y transmitir con claridad que las mujeres forman parte de la historia, en pos de una educación por la igualdad.

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1 comentario:

  1. Me gusta las reflexiones que planteas para integrar la igualdad de género. Es respetuoso y una gran apuesta por avanzar en los estudios de la historia.

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