Durante el siglo V se dieron
varias de estas expediciones de castigo, algunas veces dirigidas por los
monarcas godos y en otras ocasiones por generales romanos. Las batallas serian
feroces y sin rastro de misericordia llegando a la práctica aniquilación de las
fuerzas alanas en la campaña del 417-418, donde incluso el rey alano pereció,
dejando escasos supervivientes en un
estado de desamparo tal, que llegaron incluso a perder su identidad como regnum.
De la presencia alana en Hispania
no ha quedado muestra alguno más allá de lo que nos relatan las fuentes. Su corto
dominio, de apenas 10 años, se vio caracterizado por un escaso número que
obligo a mantenerse concentrados en lugares muy específicos.
Como ya explique en otro post,
los Vándalos se vieron empujados y obligados a huir, poniendo su mirada en un
objetivo que llevaría consecuencias inesperadas para Roma, la provincia de África
con capital en Cartago. Este abandono se produjo en el 429, más concretamente
en el mes de Mayo, y tal y como cuenta Hydacio, el rey Genserico abandono
Hispania con todo su pueblo y sus familias.
Pero ¿Por qué la provincia de África? En el
siglo V, África ofrecía un aliciente más interesante que Hispania. Y es que
esta provincia a partir del siglo III, con la dinastía de los Severos, y más
particularmente en el siglo IV, alcanzó
su máximo esplendor. De una manera muy parecida a lo que ofrecía la Bética en
ese momento pero con una evidente diferencia, África implicaba más seguridad
ante la posible respuesta imperial. Pero como ya dije en su momento la
peripecia vándala la dejare para otro momento.
Volviendo a las guerras de
bárbaros contra bárbaros, los visigodos, demostraron ser una tropa excelente, y
aunque nos parezca extraño el uso de tropas bárbaras como tropas auxiliares fue
un elemento muy común en la historia de Roma. Lejos queda esa imagen infantil,
que nos muestran por la televisión, en el que Roma exclusivamente se componía
de soldados romanos. Pero volviendo a las fuerzas visigodas, que rápido me
desvió. Vemos que la fuerza visigoda residía
en una eficaz utilización de la caballería que en palabras de Isidoro son:
“En el arte de la guerra son dignos de admiración; luchan a caballo no
solo con lanzas, sino también con flechas y entran en combate a caballo y
también a pie, aunque confían más en la carrera con el caballo, como dice el
poeta “Allá donde va el geta, va con su caballo””
Continúa Isidoro:
“Aman hacer ejercicios con las armas y competir en la batalla. Celebran
certámenes deportivos todos los días” “les Falta experiencia hasta hoy en las
batallas navales, aunque desde que el rey Sisebuto tomo el poder están
igualmente entrenados en la guerra tanto por tierra como por mar”
Pero no hay
que olvidar, la obvia admiración que
Isidoro sentía por los Godos, del texto se extrae no la ferocidad de sus combatientes,
sino la eficacia de sus ejércitos en combate. Como ya he mencionado antes, la
caballería disfrutaba de una gran importancia, pero también la infantería. Pero
hay en el texto de Isidoro una curiosidad añadida:
“Súbdito antes, el soldado romano sirve ahora a los godos a quienes
sirven muchos pueblos, incluida Hispania misma”
Que nos
quiere decir esto, fácil, el soldado romano era parte reconocible del ejercito
godo, lo que a pesar de la importancia de las fuerzas godas estas se veían
apoyadas o acompañadas de importante presencia imperial. Pero llegado a un
determinado momento, la fusión de fuerzas era tan común, que el que fuera amo,
ahora era siervo y no se había enterado.
Si que tuvo que ser una época muy convulsiva para darse esta vuelta de tortilla: ahora amos y luego siervos.
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