martes, 19 de mayo de 2015

Visigodos: de siervos a señores

Durante el Siglo V, los ejércitos visigodos demostraron una potencia y eficacia considerables, al servicio de Roma, fueron el brazo armado con el que roma se dispuso a castigar el atrevimiento, de adentrarse en territorio imperial, y asentarse en Hispania. Roma sería la que llevara la iniciativa militar, pero haría uso de sus aliados federados. De forma que como observaría Osorio, las batallas se librarían de bárbaros contra bárbaros.


Extraido de: http://adrianapolis.com/blog/los-reyes-visigodos/




Durante el siglo V se dieron varias de estas expediciones de castigo, algunas veces dirigidas por los monarcas godos y en otras ocasiones por generales romanos. Las batallas serian feroces y sin rastro de misericordia llegando a la práctica aniquilación de las fuerzas alanas en la campaña del 417-418, donde incluso el rey alano pereció, dejando escasos supervivientes  en un estado de desamparo tal, que llegaron incluso a perder su identidad como regnum.


De la presencia alana en Hispania no ha quedado muestra alguno más allá de lo que nos relatan las fuentes. Su corto dominio, de apenas 10 años, se vio caracterizado por un escaso número que obligo a mantenerse concentrados en lugares muy específicos.


Como ya explique en otro post, los Vándalos se vieron empujados y obligados a huir, poniendo su mirada en un objetivo que llevaría consecuencias inesperadas para Roma, la provincia de África con capital en Cartago. Este abandono se produjo en el 429, más concretamente en el mes de Mayo, y tal y como cuenta Hydacio, el rey Genserico abandono Hispania con todo su pueblo y sus familias.


Pero ¿Por qué la provincia de África? En el siglo V, África ofrecía un aliciente más interesante que Hispania. Y es que esta provincia a partir del siglo III, con la dinastía de los Severos, y más particularmente en el siglo IV,  alcanzó su máximo esplendor. De una manera muy parecida a lo que ofrecía la Bética en ese momento pero con una evidente diferencia, África implicaba más seguridad ante la posible respuesta imperial. Pero como ya dije en su momento la peripecia vándala la dejare para otro momento.

Volviendo a las guerras de bárbaros contra bárbaros, los visigodos, demostraron ser una tropa excelente, y aunque nos parezca extraño el uso de tropas bárbaras como tropas auxiliares fue un elemento muy común en la historia de Roma. Lejos queda esa imagen infantil, que nos muestran por la televisión, en el que Roma exclusivamente se componía de soldados romanos. Pero volviendo a las fuerzas visigodas, que rápido me desvió.  Vemos que la fuerza visigoda residía en una eficaz utilización de la caballería que en palabras de Isidoro son:


“En el arte de la guerra son dignos de admiración; luchan a caballo no solo con lanzas, sino también con flechas y entran en combate a caballo y también a pie, aunque confían más en la carrera con el caballo, como dice el poeta “Allá donde va el geta, va con su caballo””

Continúa Isidoro:


“Aman hacer ejercicios con las armas y competir en la batalla. Celebran certámenes deportivos todos los días” “les Falta experiencia hasta hoy en las batallas navales, aunque desde que el rey Sisebuto tomo el poder están igualmente entrenados en la guerra tanto por tierra como por mar”

Pero no hay que olvidar, la obvia admiración  que Isidoro sentía por los Godos, del texto se extrae no la ferocidad de sus combatientes, sino la eficacia de sus ejércitos en combate. Como ya he mencionado antes, la caballería disfrutaba de una gran importancia, pero también la infantería. Pero hay en el texto de Isidoro una curiosidad añadida:


“Súbdito antes, el soldado romano sirve ahora a los godos a quienes sirven muchos pueblos, incluida Hispania misma”


Que nos quiere decir esto, fácil, el soldado romano era parte reconocible del ejercito godo, lo que a pesar de la importancia de las fuerzas godas estas se veían apoyadas o acompañadas de importante presencia imperial. Pero llegado a un determinado momento, la fusión de fuerzas era tan común, que el que fuera amo, ahora era siervo y no se había enterado.

1 comentario:

  1. Si que tuvo que ser una época muy convulsiva para darse esta vuelta de tortilla: ahora amos y luego siervos.

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