En la actualidad, el ser humano tiende a pensar que es durante su tiempo cuando surgen los nuevos cambios que vienen a modificar las reglas de relación social, un caso particular viene siendo la transexualidad, que consideramos una novedad de nuestro tiempo, pero nada más lejos de la realidad, pues encontramos en la historia diversos capítulos que nos son extrañamente familiares, donde individuos por su condición distinta de la sociedad en la que viven, se ven arrastrados a una vorágine que termina por consumirlos. Un ejemplo de esto es Elena de Céspedes, una mujer que se sentía hombre y quiso vivir como tal, y para ello se sometió a un proceso de transexualidad, y por ello la persiguieron y condenaron de forma injusta.
Representación de Elena de Céspedes. Extraido de: http://www.visitapenasco.com.mx/ |
Elena de Céspedes, o Eleno de
Céspedes, fue un transexual español que vivió en el siglo XVI. En el momento de
su nacimiento se le identificó como
mujer, y como tal se le enmarco en esa condición. Pero según se fue
desarrollando, su identidad sexual fue sufriendo variaciones, llegando al caso
de incluir evidencias de tener órganos sexuales masculinos, elementos que
llegarían a serian puestos a prueba por Francisco Díaz de Alcalá, que por
encargo del vicario de Madrid debía tomar una decisión al respecto, siendo su
veredicto positivo, permitiendo a Eleno de Céspedes la posibilidad de casarse
con una mujer.
Un año más tarde, su caso sería
revisado, realizando un estudio más profundo de las evidencias. En dicha
revisión, Eleno de Céspedes, fue revisado por varios médicos, cirujanos y
matronas, llegando a la conclusión de que su condición sexual era femenina.
Tras el nuevo proceso, la en ese
momento llamada Elena de Céspedes, fue sometida a juicio por la inquisición. La
defensa de Elena de Céspedes giro en torno a que se definía como hermafrodita.
Nuevamente fue examinada por Francisco Díaz y Juan de las Casas, confirmando la
conclusión de su condición femenina.
La conclusión a la que se llegó,
fue un error de forma, que habría permitido a Elena de Céspedes la manipulación
de su cuerpo mediante una operación quirúrgica que habría realizado sobre sí
misma en los pechos y genitales. La operación debió ser de considerable calidad
ya que pudo engañar al propio médico y cirujano del rey Felipe II, que para
defenderse dijo que fue víctima de una “ilusión” o “arte sutil” que enmascaro
el embuste. Además añadió de forma muy oportuna una amnesia al declarar no
recordar haberla tocado con las manos., dejando el examen en meramente visual.
Elena de Céspedes siempre vinculo
su masculinidad a un elemento natural, lo que evitaría las acusaciones de
transexualidad, que acarrearían mayores problemas.
Los informes negativos se
repitieron por otros médicos, que reafirmaron su condición femenina, y que
propusieron como respuesta a que el engaño debió realizarse mediante el uso de
piel de oveja curtida, con una técnica muy semejante a la que se usa para la
realización de guantes.
Con estas evidencias, se la acusó
de Hechicería y de herejía, siendo estas acusaciones negadas por la acusada,
manteniendo así su versión original. En 1588 se la condenó a una pena de
doscientos azotes y a reclusión durante
diez años, donde trabajaría como enfermera.
El caso de Elena de Céspedes, no
deja de ser uno más que nos ayuda a entender cómo funcionaba la mente de una
sociedad temerosa de lo desconocido, y donde se ve clara la clásica lucha del
individuo contra un sistema represivo contra unos grupos determinados, a los
que se aislaba por no querer comprenderlos.
Hola Jesús, otra evidencia del miedo infundado por el poder del momento. En el fondo somos seres tradicionales que a pesar de conocer la existencia de la transexualidad en pleno siglo XXI seguimos mostrando asombro y desprecio. Definitivamente la naturaleza espiritual es la que te define no el cuerpo y la tendencia sexual. Pero es mejor mantener mentes cerradas para que no busquen cambio y evolución en si mismas. MIEDO MIEDO y más MIEDO, el poder siempre busca sembrar miedo.
ResponderEliminarLa historia nos lo dice: sembrar el miedo para tener el control, y otra la omnipotencia de creerse en posesión de que la única verdad es la suya, sobre todo por parte de instituciones políticas y religiosas que además suelen ir de la mano.
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