jueves, 14 de mayo de 2015

La caída de Roma (III): Retroceso de las fronteras

Tal y como vimos en los post anteriores (I y II ), la sociedad romana no fue consciente  de la caída del imperio hasta que fué demasiado tarde, para los romanos. La máxima “Roma Eterna” no era solo un ideal, era un hecho, una realidad tan palpable como el pan que comían, y es que siglos de dominación del Mediterráneo les hicieron ver que no solo eran inderrotables, sino inmortales. Pero esto no dejó de ser una ilusión, una mentira mantenida por la gloria de sus gestas pasadas, y llegado el momento, no supieron reaccionar sino con horror ante uno de los capítulos más traumatizantes de su historia, el saqueo de Roma.

Saqueo de Roma

Saqueo de roma del 410
Extraido de : http://www.imperioromano.com/blog/img/visigoths_in_rome.jpg




Cuando en el 410, los visigodos de Alarico cayeron sobre la ciudad eterna, esa ciudad no conquistada desde tiempos inmemoriales, ciudad que ni el temible Aníbal había conseguido conquistar, la ciudad de Cesar, Augusto, los Escipiones, y un largo historial de personalidades históricas, era sitiada y saqueada por un grupo de bárbaros. 

Lejos quedaba en la memoria como fueron los propios romanos los que habían dado asilo e instrucción a esos bárbaros y como en su momento los consideraron los más romanos de los bárbaros. En el momento en el que Alarico irrumpió en las murallas, dejaron de tener identidad humana para los romanos.

La ciudad fué saqueada de forma sistemática, pero el objetivo visigodo no era la destrucción de la ciudad, sino forzar al estado romano a otorgarles  tierras donde establecerse, de forma que en 418 adquirieron un pacto, más conocido como foedus, por el cual los visigodos quedaban instalados  al sur de la Galia, a cambio, uno de los puntos clave del pacto establecía a los godos que  debían prestarse a formar parte de las fuerzas armadas romanas y ayudar en el problema  surgido en la Península Ibérica con las irrupciones de la frontera, presentando especial atención a la cuestión Vándala.


La jugada se mostraba perfecta para la diplomacia romana, apaciguaban a un pueblo que literalmente acababa de humillarlos, conseguía paz en la zona, apariencia de control y un ejército dotado y capacitado para la guerra compuesto por “bárbaros” para destruir a otros “bárbaros”, con ese pacto, los visigodos volvieron a ser los más romanos de los bárbaros.


Eficazmente, los visigodos, desplazaron a los grupos bárbaros de la península, pero no pudieron destruir a uno de ellos, los vándalos, que sometidos a tal presión capturaron unos barcos, levaron anclas y se hicieron a la mar, llegando a un enclave no poco característico en la historia de roma y de igual o mayor importancia económica, la provincia romana de África, con capital en Cartago, si la misma ciudad que se viera humillada en repetidas ocasiones hasta el punto de la destrucción y plantada con sal sus tierras, veía como un nuevo conquistador se hacía con ella y con la provincia. Pero más allá del simbolismo que representa la conquista de la ciudad de Aníbal, el monstruo que tanto temía roma que reapareciera.

Pero este monstruo no resucito, pero si su sueño de doblegar Roma, con una nueva arma, la economía, y es que la provincia de África con el tiempo fue catalogada como el granero de Roma, en efecto esta provincia era la principal abastecedora de alimento de la “capital del mundo”, y de nuevo el terror “bárbaro” se hizo sentir en los corazones romanos, haciendo presión, los vándalos chantajearon a Roma, para obtener el alimento, y cuando roma no respondía, la saqueaban. Pero la historia vándala y su peripecia africana la dejaremos para otro momento.


Volviendo al norte, al sur de la Galia, vemos como unos visigodos triunfantes se van haciendo fuertes en la región, mientras el gran imperio va perdiendo presencia, quedándose en un mero elemento decorativo en las nomenclaturas, ya que Roma poco a poco se ira contrayendo, abandonando enclaves como Britania, de forma que al poco la autoridad de unos cada vez más desconocidos  e invisibles emperadores de occidente alcanzaba a lo sumo la península Itálica.


Pero un nuevo enemigo, haría temblar nuevamente los cimientos de las recién creadas fronteras europeas, obligando a los nacientes reinos germánicos europeos a crear un frente común, Los hunos y sus aliados, al mando de Atila habían llegado para qué Roma pudiese crear a otro de sus grandes monstruos, qué nos legaría para nuestro imaginario cultural.


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