La Península Ibérica, aunque unida al continente, no siempre ha parecido pertenecer a él. Siendo vinculada con un territorio más africano que europeo. En el momento previo a su colonización por griegos y fenicios, la Península Ibérica era observada con una mezcla de temor y codicia, donde se situaban magníficos tesoros y terribles monstruos, hogar donde solo los valientes podían habitar. Un lugar donde mitos y leyendas eran tan reales como el aire que se respiraba.
Nao griega extraida de: http://ordorenascendi.blogspot.com.es/2012/12/los-colonos-griegos-en-la-peninsula.html |
La historia, entendida como el conocimiento del pasado, se
desarrolló en el mundo clásico en paralelo con la curiosidad por las tierras
lejanas. Desde finales del siglo VI a.C. la geografía se trataría como una
disciplina de amplio y variado contenido
que además de ser meras descripciones físicas del territorio, supone
planteamientos filosóficos y astronómicos; recabando información de carácter
étnico e histórico sobre los pobladores, sus hábitos y mitos, propiedades y curiosidades,
nombres y leyendas.
Pero, ¿por mano de quien conoceos estos nombres y
costumbres? Por lo general son los autores grecolatinos los que se han
encargado de trasmitirnos la información de los pueblos que existían previamente
a su llegada.
En el momento de las primeras colonizaciones de la Península
Ibérica, esta tierra ya era conocida, pero anteriormente solo se habían hecho
pequeñas observaciones, sin profundizar, alimentando así una idea de una tierra
mítica. De un modo muy parecido al que se hizo para fomentar la colonización del
continente americano, la Península Ibérica se vio sometida a una lectura
mitificada de sus recursos, donde la riqueza y el poder manaba por todas
partes. Uno de sus personajes míticos más
conocidos Argantonio, era descrito así por Heródoto:
«Estos foceos fueron los primeros griegos que hicieron largas travesías
por mar, y fueron ellos los que descubrieron el Adriático, Tirrenia, Iberia y
Tartessos. Y navegaban, no en naves de carga, sino en naves de guerra de
cincuenta remos. Una vez llegados a Tartessos se ganaron la amistad del rey de
los tartesios, cuyo nombre era Argantonio, que ejerció el poder durante ochenta
años, y vivió en total ciento cincuenta»‘.
No es sino
curioso que el nombre Argantonio tenga
la raíz Argent muy similar a argyros (ἄργυρος), y fácilmente vinculado con Argentum, plata en latín.
Lo cual nos hace pensar en riqueza, y esta es una buena forma de estimular la colonización
de nuevas tierras. Táctica idéntica se usaría en la América colonial Española
con la mítica ciudad del Dorado, y con la expansión de estados unidos por el
continente con la fiebre del oro. No debemos ignorar la longevidad de este
personaje, pues para la cultura clásica el poder queda marcado por una longeva
vida.
El caso de
Argantonio, es peculiar por que debido a su primera definición como Basileus,
rey, de Tartessos, hace pensar en Tartessos como un estado unificado, cosa que
la arqueología y la historia se han encargado de desmentir. Incluso en la
Biblia se hace mención de este estado, siendo uno de los cuales envió riquezas
al rey Salomón. Este carácter de cultura estatal, a modo helenístico, fue lo
que llevo a una fiebre arqueológica en la península ibérica, que el afamado
Schulten reflejo en su obra sobre Tartessos.
El carácter mítico
de la península ibérica queda también reflejado en el personaje de Gerión, que
aparece en los famosos trabajos de Hércules/Heracles, y que será parte del
décimo trabajo. Es importante, a mi parecer, pues Heracles es un héroe
civilizador, difusor de las costumbres griegas allá donde va. Por su parte Gerión
es descrito como un ser antropomorfo (con forma humana) compuesto de tres cuerpos,
con sus respectivas cabezas y extremidades. Vivía en la Isla Eritea,
relacionada con la actual Cádiz, debido a su posición, que es descrita como más
allá de las columnas de Hércules al oeste del Mediterráneo, donde comienza el Océano.
Hercules y Geriión Extraido de: http://laflautadepan.blogspot.com.es/2007_03_01_archive.html |
Como vemos,
la Península Ibérica, queda reflejada como hogar de monstruos, pero a su vez un
lugar de riqueza, para el valiente que quiera adentrarse en ella. Una descripción,
que no se aleja de su realidad, aunque no existan monstruos, es un hecho que la Península Ibérica era rica en materiales preciosos como la plata. Quedando la definición
de los monstruos y personajes poderosos como una descripción de los distintos
pueblos que Vivían en la Península Ibérica.
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