miércoles, 13 de mayo de 2015

El emperador Valente y su politica imperial

A la muerte de Joviano, los altos oficiales se reunieron en Nicea para decidir al nuevo emperador. Secundo Salutio rehusó la dignidad imperial, y por segunda vez se llegó a un compromiso con el nombramiento de otro oficial ilirio: Flavio Valentiniano, este de manera inmediata designó como co-emperador a su hermano Valente.



Emperador Valente
Posible busto representando al emperador Valente



Nada más hacerse cargo de la Pars Orientalis, Valente debió hacerse cargo de la usurpación de Procopio; un noble  cilicio, presuntamente emparentado con el emperador Juliano “el Apostata”, pero debido a sus incapacidades militares acabaría muriendo en el 366, traicionado por su ejército.  Al poco moría Marcelino, que había intentado aguantar en Tracia con ayuda de los Godos.

Con la desaparición de los usurpadores, Valente procedió de inmediato a grandes confiscaciones, que afectaron a los antiguos amigos de Juliano. Tan pronto como pudo verse liberado de los usurpadores, tuvo que ocuparse de los problemas que asolaban la frontera balcánica.  Donde las penetraciones y rapiñas godas de los Tervingios, pasarían a hacerse peligrosas en el 367.  Entre ese año y el 369 Valente, instalado en Marcianópolis, realizo campañas de castigo, y que tuvieron como consecuencia de sus respectivos éxitos, la obligación a los godos de pedir la paz sobre la base de no volver a cruzar el Danubio y de solamente poder ejercer el comercio con el imperio en determinados enclaves.


A partir del 370, Valente pudo ocuparse de los problemas en el frente oriental, y desde ese año hasta el 377 se sucedieron operaciones menores, todas enfocadas a la recuperación de las zonas de Armenia e Iberia, desatendidas debido a la usurpación de Procopio, donde se recuperó parte de Armenia.

En cuestiones religiosas, Valente no mostro conocimiento por el edicto de tolerancia de su hermano Valentiniano, siendo un hombre más intolerante que su hermano, tomo partido contra los Nicenos y los Samarrianos. La persecución de los monjes, agravó la situación provocando grandes disturbios en las grandes metrópolis religiosas de Alejandría y Antioquia. A esto debía sumarse una nueva herejía, obra de Apolinar de Laodicea. Estas persecuciones cesaron en vísperas de la campaña de Adrianopolis, en busca de un frente unido frente a la amenaza exterior que se comenzaba a congregar de forma peligrosa en la frontera europea oriental.

Su política social y económica provoco las protestas de los humildes e intelectuales Paganos.  En un primer momento, estas políticas se vieron trazadas de forma conjunta con su hermano, dejando como efecto el no aumento de la presión fiscal. Pero las necesidades económicas y la corrupción de los funcionarios fiscales frustraron esta política. Obligando  a Valente a imponer la necesidad a los colonos de abandonar las tierras que cultivaban sin permiso de sus dueños, sujetándolos todavía más a la Gebla, de la que ya hablaré en otro post. Las necesidades económicas fueron tales, que el emperador permitió que fueran los propios propietarios los que se encargaran de la recaudación de los impuestos a sus colonos, convirtiéndolos así en intermediarios entre estos y el estado. Además permitió  que los senadores pudieran ejercer como jueces en causas menores, siempre que estas hubieran surgido en sus propiedades.
Prohibió, debido a su temor a la magia, el estudio de la ciencia a los mathematici. Esta prohibición  fue el instrumento de represión que fue utilizado para realizar una terrible persecución  contra los intelectuales paganos de Oriente.

El final de Valente, queda en las brumas del misterio que representa el final de la batalla de Adrianopolis, de la que hable en un post anterior. Pero su desaparición marco un antes y un después en la percepción de la realidad en la que Vivian los habitantes del imperio en ese momento.

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